Existe en el cancionero de raíz folclórica tradicional de nuestro país, una zamba emblemática que tuvo una ajetreada vida desde su nacimiento hasta nuestros días.
Se trata de La Chujchala (en Santiago del Estero), La Mechuda
(en Tucumán) y en Catamarca conocida como La Catamarqueña, La Catamarqueñita o
Tejedoras Belenistas.
Todo indica que se trata de una canción folclórica, una
canción popular tradicional, es decir se trata de coplas generalmente de origen
anónimo (o de dominio público) que se transmiten sin registro, oralmente, de
generación en generación. No son el vehículo de expresión de una persona o
artista individual sino de una comunidad, es decir su autor se perdió en el
tiempo y el pueblo o los musiqueros populares la tomaron como propia.
Rastreando viejos registros y crónicas del siglo pasado,
figura como registrada en SADAIC con varios nombres.
Existe o existía un archivo en la Biblioteca del
Conservatorio de Bahía Blanca, se trata de una partitura de unas 20 páginas
donde esta zamba, con el nombre de “La Mechuda”, figura como recopilada por
Eugenio Rodríguez Ascencio (Cárdenas), M. Hernández y Rafael Rossi, dentro de
una obra llamada «Arte nativo argentino: de motivos, danzas y cantos regionales
del norte»
En 1938, esta zamba es grabada por Rafael Rossi y su Trío en
el disco de pasta (78 rpm) Nº 9932 del sello Odeón (Boletín Oficial de la
República Argentina de 1938, 1º sección).
Otro de los antecedentes de esta zamba es una grabación de
1952 del emblemático músico y recopilador santiagueño Andrés Chazarreta,que la
incluye en su álbum para piano “Bailes Criollos” con el nombre de“La
Catamarqueña”.
En 1953 Chazarreta la registra en SADAIC como su compositor.
En 1954 Eugenio Rodríguez Ascencio (Cárdenas), M. Hernández y
Rafael Rossi la registran en SADAIC en calidad de compositores y autores con el
nombre de “La Mechuda”.
Todo indica que hasta aquí solo se trata de un tema
instrumental. Otro santiagueño, Felipe Contreras graba el álbum «Mañanitas
Loretanas» que en la pista 1 incluyen La Mechuda, zamba, Rossi y Cárdenas. Al
escucharla, la música no es igual a las demás versiones.
Con el tiempo empieza a aparecer con letras, que varían según
sean los supuestos autores.
Don Atahualpa Yupanqui la nombró como «La Mechuda», pero
interpretando la música de «La Catamarqueña» de A. Chazarreta, con varios
arreglos para guitarra.Don Ata, en 1956, graba en Radio Splendid “La Mechuda”,
zamba tucumana y en el sello EMI-Odeón, en 1976, “La Mechuda”, zamba popular.
Una vez en Alemania –en vivo-la interpreta en un solo de guitarra,
presentándola como «La Mechuda-Nostalgia», zamba tucumana y al comenzar la
segunda parte, recita magistralmente, parte de un poema del peruano José Santos
Chocano.
En Santiago del Estero se la denominó «La Chujchala» (de
chujcha, que en quechua se refiere a pelo, cabello. En nuestros días se la
pronuncia deformada, puesto que es más fácil incorporar una s y no una j). El
compositor santiagueño Nicolás Gennero hace una recopilación y adaptación de
esta pieza popular anónima.La Editorial LAGOS en 1955, publica con el título La
Chujchala, zamba tradicional santiagueña, recopilación y arreglo de Segundo N.
Gennero, que la registra en SADAIC como zamba tradicional.
Varios folkloristas le incorporan letra a esa música, uno de
ellos es otro santiagueño, Eduardo «Turco» Manzur.
“La Catamarqueña” es
el título con que es mayormente conocida y la mayoría de las grabaciones son
sobre la melodía original, así lo hizo en su recopilación Eduardo Falú a la que
Manuel J. Castilla le puso letra. Así está registrada en SADAIC bajo el Nº
332238.
Sin embargo, en 1983 Castilla y Falú vuelven a registrarla
con el nombre de “Tejedoras Belenistas” (en plural), donde Falú le agrega un
estribillo e hizo una versión cantada.
En el programa social “Andrés Chazarreta”, de la Dirección
Nacional de Artes, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, obra
una partitura con el título “La Chujchala (La Catamarqueña) ”zamba de autor
anónimo, revisión de Ariel Ramírez, arreglos de Carlos «Zurdo» Álvarez.
Todo indicaría que la música es un tema anónimo llamado
"La Chujchala" del campo santiagueño, presumo ello debido a lo
siguiente:
A unos 14 km al NO de Termas de Río Hondo, por el camino que
va a la Cañada de Talapozo (pozo, aguada o laguna del tala), se encuentra el
paraje llamado Tagamampa. Se trata de un sitio arqueológico relativamente
importante en la zona. En las depresiones cercanas, rodeadas por barrancas, se
juntan varias vertientes que dan origen al arroyo Chuschala, que, cruzando la
ciudad de Termas, vuelca sus aguas –generalmente en cantidades insignificantes-
en el río Dulce. (Arqueología santiagueña: un diseño de investigación para el
Formativo Inferior. Fase explorativa. Roque Manuel Gómez).
Si me voy, volveré hecho sombra, dolido otra vez
La tierra por dentro, de tanto cantarla me quema
y mi boca quiere florecer
La tierra por dentro, de tanto cantarla
Me quema y mi boca quiere florecer
Yo sé que me verán hombre solo, sentido, llorar
Porque Catamarca me crece en la sangre
Como crece el río desde el arenal
Porque Catamarca me crece en la sangre
Como crece el río desde el arenal
Tejedora belenista, telar en flor
Hila con hilo de luna la pena con la canción
Agüita de olvidos bebo de tus manos
Ardido en el fuego de mi corazón
Hombre que, por andar, llena su alma con su soledad
Siente a Catamarca, sus viejos rastrojos
La canta, la nombra para no llorar
Siente a Catamarca, sus viejos rastrojos
La canta, la nombra para no llorar
Mi Belén, no hay adiós, es el tiempo de azul vendimial
Por donde me vaya me sigue esta zamba
Y en su pañuelito florece el nogal
Por donde me vaya me sigue esta zamba
Y en su pañuelito florece el nogal
Tejedora belenista, telar en flor
Hila con hilo de luna la pena con la canción
Agüita de olvidos bebo de tus manos
Ardido en el fuego de mi corazón
Negro Aroca – Catamarcano
Docente, escritor, guía y experto en turismo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario