viernes, 26 de septiembre de 2025

Juan Serafín Saavedra

 Por Dadi Lopez




A Juan Saavedra lo conocí en un recital de Orígenes en el Paraninfo de la UNSE (en el ’88 creo, no lo recuerdo bien), llegó allí invitado por alguien, hacía poco que estaba en Santiago del Estero, venía de Francia y empezaba su periplo artístico en la Argentina, ya había estado con Jacinto y Peteco en Buenos Aires pergeñando lo que sería luego Los Santiagueños. Me tocó el privilegio de que el “Bailarín de los montes” quisiera compartir conmigo sus proyectos coreográfico-musicales. Concretamos varios espectáculos ideados, compuestos y puestos en escena por él.

Miles de horas de trabajo redondeando sus composiciones (es increíble la cantidad de canciones en letra y música de su autoría que usábamos en sus puestas) Tuve el honor de completar algunas de sus composiciones (algunas que parte ya había empezado Carlos Marrodán, con quien también había trabajado), a otros textos les puse música, y a la mayoría solo encontré los acordes que le sonaban en la cabeza a Juan, “ese acorde” me decía, cuando tocaba el que “era”.

En muchos años subí al escenario con Juan y su grupo de bailarines y un grupo de músicos/as que él convocaba para cada oportunidad (santiagueños y de otros lares también) Varias veces tuve que componer música para coreografías que él ya tenía armada, “vení con la guitarra y un amplificador, tocá, cantá, inventá” me pullaba mientras los bailarines hacían su labor, y había que inventar, “esa” me gritaba cuando encontrábamos la música, y así hicimos varias composiciones incidentales para acompañar su puesta. Me “sacó el jugo al mango” y yo aprendí a componer música “rápido y en vivo”.

Su capacidad de encontrar los/las bailarines y “sacarles el jugo” es increíble. Giramos por toda la ciudad de Santiago y La Banda, el interior provinicial y otras provincias (Tucumán, Santa Fé, Córdoba) con distintos espectáculos. Un ser de luz capaz de trascender almas y corazones en cada puesta, jamás los ensayos fueron un “mero” repaso técnico, si no se lograba “la transmutación del ser”, se repetía, tenía que ser técnica y luz, energía y corazón, canción y alma, abrazo y lágrima de alegría por ese instante de paraíso logrado con la danza y la música.

Fue el generador ideológico y energético de LOS SANTIAGUEÑOS, sin la calidad compositiva y musical de Peteco, sin la energía callejera compositiva y la voz de Jacinto, y sin el “RESPLANDOR” de la danza de Juan, jamás hubieran sido lo que fueron: Una NUEVA LUZ en la música folclórica santiagueña. Este es JUAN SERAFÍN SAAVEDRA que hoy festeja la vida, desde su barrio “Las Cejas” que lo vio nacer y crecer, transitando el mundo con su danza, y volviendo a su Santiago para darle lo que recibió: la alegría de ser humano. ¡FELIZ CUMPLE HERMANO JUAN!

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