Imaginá que vivís a principios del siglo XX, en una Argentina que crece a pasos agigantados con la llegada de inmigrantes de todo el mundo. En ese ambiente de cambios, el escritor, poeta e historiador Ricardo Rojas tuvo una idea genial: integrar nuestras raíces indígenas, la herencia española y el aporte de las corrientes migratorias en una sola noción de identidad nacional. ¿Cómo lo hizo? Con letras, historia y un amor profundo por la cultura de su tierra.
Un inicio con sello
familiar
Ricardo Rojas nació en Tucumán el 16 de septiembre de 1882,
pero pasó sus primeros años en Santiago del Estero bajo la influencia de su
padre, Absalón Rojas, un gobernador progresista que fundó 100 escuelas y
destinó la mitad del presupuesto provincial a la educación. Desde chico,
Ricardo respiró el valor de la enseñanza y la curiosidad intelectual: estudió
en Santiago y se graduó como bachiller en 1898. Aunque viajó a Buenos Aires
para estudiar Derecho, enseguida descubrió que lo suyo era la literatura y la
investigación histórica.
De poeta romántico a
historiador de la literatura
Su primer libro, “La Victoria del Hombre” (1903), fue apenas
un calentamiento. La verdadera fama arribó con “El País de la Selva” (1907),
una obra que mostraba su interés por los paisajes, las historias y las
tradiciones de la Argentina profunda. Poco después, vino “La restauración
nacionalista” (1909), donde ya se notaba su empeño en invitar a los argentinos
a estudiar y enseñar seriamente el pasado. Con “Blasón del Plata” (1910),
“Argentinidad” y “Eurindia” (1916 y 1924, respectivamente), profundizó la idea
de que la identidad argentina surgía de una mezcla de raíces europeas e
indígenas.
Su proyecto más ambicioso fue la “Historia de la literatura
argentina”. Publicada inicialmente en cuatro volúmenes (1917-1922), llegó a
tener nueve en ediciones posteriores. Esta obra es un hito porque no sólo
analiza textos literarios, sino que propone una visión completa de la cultura
en el Río de la Plata. En sus páginas, Rojas destaca el género gauchesco —con
el “Martín Fierro” de José Hernández como emblema— para remarcarlo como base de
una literatura genuinamente argentina.
Más que libros: la
misión de educar
Ricardo Rojas no se limitó a escribir: fue profesor en las
universidades de La Plata y Buenos Aires, impulsó la cátedra de Literatura
Argentina y promovió un instituto de investigaciones para profundizar en la
historia y la cultura del país. Como decano de la Facultad de Filosofía y
Letras y luego rector de la Universidad de Buenos Aires, defendió la idea de que
la educación y la cultura eran la llave para unir a la sociedad y fomentar un
lógicamente nuevo “orgullo nacional”.
El “padre de la escuela
literaria nacionalista”
Algunos, incluso, lo llamaron “el padre de la escuela
literaria de los nacionalistas”. Sus ideales: promover la enseñanza de la
historia y la literatura propias, criticar el egoísmo y la corrupción que veía
en el gobierno, y subrayar la importancia de integrar a los indígenas y a los
inmigrantes en la identidad argentina. Paradójicamente, como buen liberal, no
temía lanzar comentarios severos contra la “arrogancia y la indolencia” que a
veces nacían de los abundantes recursos naturales del país.
Legado y despedida
Entre sus obras más populares figuran “El Santo de la Espada”
(1933), sobre la vida de José de San Martín, y “Ollantay. Tragedia de los
Andes” (1939). Falleció en Buenos Aires el 29 de julio de 1957, dejando tras de
sí un arsenal de libros, ensayos y reflexiones que siguen presentes en la
cultura argentina. Un año después, su viuda, Julieta Quinteros, donó la casa de
la calle Charcas 2837 al Gobierno; hoy funciona allí un museo y una biblioteca
que resguardan documentos, objetos y piezas clave de la historia de Rojas.
Si alguna vez te preguntaste cómo nació la idea de una
identidad cultural argentina que no reniega de sus raíces europeas, indígenas y
criollas, Ricardo Rojas tiene buena parte de la respuesta. Su pasión por la
literatura, su empeño en unir pasado y presente y su labor incansable en la
educación lo convirtieron en uno de los grandes intelectuales argentinos del
siglo XX. Una personalidad tan polifacética que, incluso hoy, sigue inspirando
a quienes buscan en las letras, la historia y el diálogo cultural una forma de
redescubrir quiénes somos y de dónde venimos.
Fuentes consultadas
* Folclore del Norte
* Altamirano, Carlos (1983). “Ensayos argentinos”. CEAL.
* Becco, Horacio Jorge (1962). “Revista Iberoamericana”.
Pittsburgh.
* Payá, Carlos - Cárdenas, Eduardo (1978). “El primer
nacionalismo argentino. Manuel Gálvez y Ricardo Rojas”. Peña Lillo.
* Zubieta, Ana María (1987). “La historia de la literatura.
Dos historias diferentes”. Filología, XXII(2).

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