Por Leonardo Innamorato
Introducción
La madre naturaleza a veces sorprende con distintos fenómenos,
y uno de ellos el más violento, destructivos y que más asustan: los terremotos
y temblores. Dicho a madre naturaleza a veces nos sorprende con distintos
fenómenos, y uno de ellos, suceso no solo forma parte de las efemérides de
nuestra provincia, sino sirve además como un antecedente claro, en que, por
esos caprichos de la naturaleza, los reacomodamientos de placas y el carácter
imprevisible de tales fenómenos, nos es preciso resaltar una de las crónicas de
esa época para describir lo acontecido en la ciudad capital de Santiago del
Estero y sus alrededores.
La tierra tembló
Las crónicas de esa época relatan que siendo las 20.30 del
viernes 4 de julio de 1817 cuando un destructor sismo, con epicentro a 32 Km al
sudoeste de nuestra capital, sacudió la tranquila y apacible vida de las poco
más de ocho mil almas que poblaban por aquel entonces la Madre de
Ciudades.
El movimiento, llamado técnicamente proceso de licuefacción
(1), provocó la destrucción de varios edificios como los templos de La Merced y
Matriz (actual Catedral Basílica). El fuerte temblor que sacudió la ciudad con
la fuerza de un verdadero terremoto, acabó de resquebrajar las paredes y techos
de la Iglesia Matriz (Catedral), destruyendo la parte septentrional de la
misma”, relata José Achával en su “Historia de la Iglesia de Santiago del
Estero”. Dos años más tarde el techo terminaría por colapsar a causa del grave
deterioro que sufrió durante el sismo. No se tardó en hacer un relevamiento las
instituciones de esa época nos resaltan de daños totales y estructurales en los
edificios coloniales de la ciudad; heridos y gente en estado de conmoción. No
faltaron, además, las interpretaciones de los supersticiosos y hasta las
interpretaciones del fin del mundo.
Los daños
El terrible sismo del 4 de julio tuvo réplicas que se
repitieron hasta el 9 de julio por intervalos de cuatro horas. Se agrietaron
casas, templos y edificios públicos, muchos de ellos desmoronados. Las actas
capitulares así lo señalan: Explosiones de piedra y agua abrieron surcos en la
tierra y los campos. Entre las ruinas, el vecindario temió una destrucción
similar a la de Esteco y el Callao, aún presentes en la memoria popular.
También se vio reducida prácticamente a escombros la Iglesia La Merced, tras lo cual tuvo que ser reconstruida completamente. A causa de la destrucción de la Catedral, los oficios de la misma fueron trasladados a La Merced en el año 1823. Era la cuarta vez que el templo mayor era destruido por acción de la naturaleza o incendios. El quinto y actual templo se inauguró en 1877 durante la gestión de Don Manuel Taboada.
Según documentos históricos, el Instituto Nacional de
Prevención Sísmica estima que el terremoto de 1817 tuvo una magnitud de 7º en
la escala de Richter y una intensidad de VIII en la de Mercalli. Hay que
aclarar que una escala mide el grado de intensidad del terremoto y la otra, el
poder destructivo del mismo. Para tener una idea de la magnitud del temblor que
afectó a Santiago cabe destacar que el último gran terremoto ocurrido en la
Argentina el 23 de noviembre de 1977, con epicentro en la provincia de San
Juan, alcanzó 7,4 grados en la escala de Richter.
La escala de Mercalli mide la intensidad de los efectos
producidos por un terremoto. La escala tiene carácter subjetivo y varía de
acuerdo con la severidad de las sacudidas producidas en un lugar determinado.
Tiene en cuenta los daños causados en las edificaciones, los efectos en el
terreno, en los objetos y en las personas. El grado VIII del terremoto de 1817
corresponde a la categoría de “destructivo”. Además, en la época las
construcciones no estaban previstas para soportar terremotos puesto que la
mayoría del caserío urbano era a base de adobe y de cimientos vulnerables.
Durante un temblor de esta intensidad se hace difícil e
inseguro el manejo de vehículos. Se producen daños de consideración y el
derrumbe parcial en estructuras de albañilería bien construidas.
Conclusiones
Si bien, hay ya un antecedente que marcó a la ciudad capital,
no hay que olvidarse también el último terremoto, el de 1997, pero que a
opiniones de especialistas geólogos, sostienen que – ante la imprevisibilidad
de dichos sucesos- la actividad sísmica
en Santiago del Estero la tenemos registrada superficialmente, en referencia a
focos que generalmente se ubican entre los diez y treinta kilómetros al oeste
del conglomerado Santiago-La Banda. Eso está determinado, particularmente en
las sierras de Guasayán.
Licenciado en sociologia, UNSE.
(1) Licuefacción: paso de un componente u objeto, de un
estado gaseoso a un estado líquido.
Notas
ACHAVAL, José Néstor (1993) “Historia de la Iglesia en
Santiago del Estero: Siglos XIX y XX”, editorial UCSE, Santiago del Estero.
Actas capitulares de Santiago del Estero, 1817, 4 (1727 a
1833). Acta capitular del 11 de julio de 1817, Buenos Aires.
El liberal diario, “Entrevista al geólogo Juan Castellanos”,
21 de septiembre de 2017.
Disponible en la web: https://www.elliberal.com.ar/noticia/367729/geologo-revelo-provinciapodrian-darse-temblores-fuertes
NAVARRO, Carlos A. (2012) INPRES: "Sismicidad Histórica de la R.A." Argentina
PERUCCA Laura, PEREZ Ángel y NAVARRO Carlos (2006) “Fenómenos
de licuefacción asociados a terremotos históricos”; su análisis en la
evaluación del peligro sísmico en Argentina. Revista de la Asociación geológica
argentina 61

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