Por: Leyendas del Folclore Santiagueño
Un espejo de agua que
agoniza
Ubicado en la confluencia del río Salí-Dulce, al suroeste de
la provincia de Santiago del Estero, el embalse de Río Hondo fue alguna vez
símbolo de progreso y esperanza para una región marcada por el clima semiárido
y suelos de baja productividad. Su construcción no solo permitió la regulación
de crecidas, el abastecimiento de agua potable y el impulso del turismo, sino
que también se convirtió en fuente clave de energía hidroeléctrica. Sin
embargo, a casi cuatro décadas de su creación, ese cuerpo de agua de 296,7 km²
parece acercarse peligrosamente a su colapso ecológico.
La sedimentación: una
amenaza silenciosa
Según investigaciones de la Universidad Nacional de Santiago
del Estero (UNSE), el lago ha perdido entre un 10 y un 35 % de su capacidad de
embalse debido a la colmatación —un proceso provocado por la acumulación de
sedimentos arrastrados desde las sierras tucumanas por las lluvias intensas y
la degradación del suelo en zonas de cultivo. “En la actualidad, el embalse ha
perdido más de 4.000 hectáreas del espejo de agua. Su vida útil, originalmente
proyectada para 200 años, se ha reducido a apenas 70”, advierte un informe
técnico citado en la presentación elaborada por el Ing. Jorge D. Ragno en 2003.
La formación de un nuevo delta en la desembocadura del río
Salí evidencia la gravedad del fenómeno. El delta, producto del aterramiento
acelerado, está alterando el curso natural del agua y disminuyendo la
profundidad media del lago, que ha pasado a ser de apenas 5,3 metros.
Contaminación con
nombre y apellido
A la sedimentación se suma un problema aún más urgente: la
contaminación crónica del lago. Durante la época de zafra (octubre a marzo),
cuando el lago alcanza niveles críticos de llenado, más del 80 % de su
superficie presenta contaminación severa. Los principales afluentes —entre
ellos el río Salí, el río Gastona y el arroyo Mixta— arrastran residuos
industriales, cloacales y agrícolas que provienen mayormente de la provincia de
Tucumán.
Un informe de Gendarmería Nacional revela la presencia de metales
pesados como cromo y cobre en niveles superiores a los tolerables. Además,
estudios detectaron nitrógeno y fósforo, nutrientes que, si bien son
fertilizantes eficientes, promueven la eutrofización del agua, afectando
gravemente a la fauna ictícola y al ecosistema acuático en general.
La lista de responsables es extensa y está bien documentada:
“Ingenio San Juan, Matadero Banda Río Salí, Frigorífico Fidensa, Curtiembre
Banda Río Salí, Citricola San Miguel, Papel del Tucumán S.A.”, enumera la
Policía Ecológica de Tucumán en su informe al Juzgado Federal del año 1995. La
falta de tratamiento adecuado de efluentes, sumada a la existencia de basurales
a cielo abierto como los de Las Talitas o San Miguel de Tucumán, completa un
cuadro alarmante.
Reclamos y omisiones
Desde 1997, las autoridades de Santiago del Estero han
elevado reclamos a sus pares de Tucumán, tanto en el plano político como
judicial. La Defensoría del Pueblo y legisladores provinciales y nacionales han
impulsado acciones ante la justicia federal en búsqueda de una solución
definitiva. A pesar de estas gestiones, la respuesta ha sido insuficiente y el
deterioro ambiental avanza.
“Las diferencias
[entre los informes técnicos] son cuantitativas y no cualitativas. Es decir, el
problema existe”, señala la UNSE en un análisis crítico de las discrepancias
sobre el nivel de colmatación. Atribuyen la variación de datos no a la falta de
idoneidad profesional, sino a las herramientas e instrumentos utilizados para
las mediciones. En todo caso, concluyen, “la situación es más grave que lo
previsto originalmente”.
Más allá del lago: una
amenaza regional
El impacto de la contaminación trasciende los límites del
embalse. El trasvasamiento de aguas del río Dulce al Salado para usos agrícolas
y ganaderos compromete no solo a Santiago del Estero, sino también a Santa Fe y
Córdoba, especialmente a la Laguna de Mar Chiquita, un ecosistema vital en el
corazón de la región centro-norte del país.
“La contaminación en
la cuenca del Salí-Dulce afecta directamente la biodiversidad y el uso humano
del agua en toda la región”, se advierte en el IV Foro Ambiental de Tucumán
(2003).
Epílogo: El espejo roto
del norte argentino
Lo que alguna vez fue una obra emblemática de ingeniería
hidráulica hoy se convierte en testigo de la desidia, la falta de controles y
el uso irresponsable de los recursos naturales. La colmatación y la
contaminación no son simples efectos colaterales del desarrollo: son señales de
alerta que exigen respuestas urgentes y coordinadas.
Tal como lo advirtió Quinquela Martín en un contexto
diferente pero con la misma sensibilidad: “Solo espero que remediemos el mal
que hemos hecho, en nombre del progreso, a este riachuelo para beneficio de las
futuras generaciones…”.
En este caso, el riachuelo del Norte aún está a tiempo de no
convertirse en un nuevo Riachuelo del Sur. Pero el reloj ambiental corre más
rápido que la voluntad política.
Fuentes:
Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE). Informe
del Dr. Ing. Victorio Mariot.
Diario El Liberal, Diario Nuevo Diario, La Gaceta, La Voz del
Interior, Clarín, La Nación.
Foro Social Termas de Río Hondo (2003); Policía Ecológica y Juzgado Federal de Tucumán (1995).
Informe de Gendarmería Nacional sobre trazas de metales
pesados.
Presentación “Situación del Lago Embalse Presa Río Hondo”,
Ing. Jorge D. Ragno, 2003.

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