viernes, 8 de agosto de 2025

El Rosedal del Parque Aguirre: La historia del jardín que nació de materiales reciclados y se convirtió en ícono santiagueño

 En 1982, mientras Argentina vivía los albores de la democracia, Santiago del Estero veía nacer un espacio único: El Rosedal del Parque Aguirre. Con 350 variedades de rosas, piedras recuperadas de viejas calles y un ingenioso sistema de cascadas, este jardín se transformó en símbolo de una ciudad que aprendía a reinventarse. Esta es la crónica de cómo un terreno pantanoso se convirtió en poesía floral.



Imaginen un día de 1982 en el Parque Aguirre. Donde antes había una simple laguna para patos, ahora brotaba un chorro de agua de tres metros de altura entre montículos de piedra. A su alrededor, 350 rosales comenzaban a echar raíces en tierra santiagueña, mientras los adoquines de la vieja calle Absalón Rojas -recuperados uno a uno- formaban senderos que aún hoy pisamos. Así nació El Rosedal, un proyecto que mezcló ecología avant-garde con memoria urbana, y que cuatro décadas después sigue pidiendo a gritos que no lo olvidemos.

Un jardín con ADN reciclado (1982)

La laguna que soñó con ser rosaleda

El ingeniero Elías Maud, flamante intendente en 1982, tenía entre manos un desafío: transformar ese rincón del Parque Aguirre conocido como "Laguna de los Patos" en algo extraordinario. El diseño original -hoy parcialmente perdido- era una obra maestra de ingeniería paisajística:

Un sistema hidráulico poético: El agua se bombeaba desde la laguna hasta lo alto de un talud (que aún existe), para luego caer en cascada sobre piedras graníticas rescatadas del antiguo muro de la costanera.

El puente de troncos: Un pasarela rústica que invitaba a cruzar el curso de agua, conectando con los senderos de adoquines.

Las 350 rosas: No eran cualquier rosal. Cada variedad fue seleccionada para crear un tapiz floral que cambiaba con las estaciones.

"Era como ver nacer un cuadro impresionista, pero con materiales que todos creían basura", recordaría años después un jardinero municipal.

Los materiales que tenían segunda vida

Lo más fascinante del Rosedal no estaba a la vista: su esqueleto sostenible. En plena época donde el reciclaje sonaba a utopía, el proyecto usó:

Adoquines de la calle Absalón Rojas: Esos que durante décadas habían soportado carretas y primeros automóviles, ahora delineaban caminos entre flores.

Piedras de la vieja costanera: Testigos mudos de paseos domingueros, reconvertidas en cascadas.

Maderas nobles: Rescatadas de demoliciones, convertidas en bancos y puentes.

"No estábamos haciendo un jardín, estábamos armando un rompecabezas de la memoria de Santiago", confesó el arquitecto Tomás Lu Arques, secretario de Obras en aquel entonces.

La inauguración que fue fiesta popular

6 de marzo de 1982: día de rosas y discursos

El acto inaugural reunió a lo más granado de la política local. Entre los asistentes destacaban:

El coronel Alcides Muñiz Duhalde (intendente de Salta)

El doctor Carlos B. Arias (secretario de Gobierno interino)

El ingeniero Alberto Villaverde (director de Parques y Paseos)

Pero la verdadera protagonista era esa rosa amarilla que el ingeniero Maud cortó simbólicamente mientras declaraba: "Esto no es un jardín más, es la prueba de que Santiago sabe reinventar su belleza".

El detalle que pocos vieron

Mientras las cámaras fotográficas capturaban a las autoridades, en un rincón trabajaban los verdaderos hacedores del Rosedal:

Los jardineros que pasaron noches enteras trasplantando rosales

Los obreros que limpiaron a mano cada adoquín recuperado

Los fontaneros que aseguraron que la cascada nunca dejara de cantar

El Rosedal hoy (entre el abandono y la esperanza)

Lo que queda del sueño original

Cuarenta años después, el Rosedal muestra cicatrices:

Lo que sobrevivió:

La estructura del talud

Algunos adoquines originales

El recuerdo imborrable en quienes lo vieron nacer

Lo que se perdió:

Las 350 variedades de rosas (hoy reducidas a pocas decenas)

El sistema de cascadas (en estado crítico)

El puente de troncos (reemplazado por estructuras metálicas)

La luz al final del jardín

En marzo de 2023, el diario El Liberal anunció obras de recuperación. Para el autor del proyecto original (cuyo nombre la historia oficial olvidó), esto representa una segunda oportunidad:

"Ojalá restauren no solo las plantas, sino esa filosofía de trabajar con lo que tenemos, de honrar lo que fuimos", expresó en una carta pública.

Reflexión final: Las rosas que nos enseñan

El Rosedal nunca fue solo un jardín. Fue:

🌹 Un acto de fe en plena crisis económica

🌹 Una lección de sostenibilidad antes de su tiempo

🌹 Un espejo de cómo Santiago trata su patrimonio: con intervalos de amor y olvido

Hoy, cuando paseamos por sus senderos, pisamos historia. Cada adoquín gastado nos susurra: "Cuídame, que yo guardo memorias".

Fuente: Archivo Municipal de Santiago del Estero / Colección Hemeroteca El Liberal (1982-2023)

¿Sabías qué? Las piedras de la cascada original fueron las mismas que décadas atrás contuvieron las crecidas del Río Dulce. ¡Ironía pura: lo que una vez detuvo agua, ahora la celebraba en forma de belleza!

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