Entre la riqueza mineral que promete un futuro de alta tecnología y la defensa ancestral de un territorio, las comunidades del sur de Santiago del Estero se enfrentan a un dilema que resuena en toda América Latina. El hallazgo de "tierras raras" y niobio ha desatado una batalla desigual entre corporaciones mineras, el Estado y los pobladores que resisten el avance de la megaminería a cielo abierto, temiendo la destrucción de su ecosistema y su modo de vida.
I.
El Grito en el Monte: Cuando los Huevos son la Última Trinchera
Un día de 2011, en la
aridez polvorienta del departamento de Quebrachos, en el corazón profundo de
Santiago del Estero, la tensión acumulada durante meses estalló de la forma más
rudimentaria y simbólica posible. Un grupo de pobladores, hombres y mujeres de
rostros curtidos por el sol y manos acostumbradas a la tierra, se paró frente a
una comitiva de geólogos y técnicos. No portaban armas de fuego ni pancartas
elaboradas. Su arsenal era lo que tenían a mano: huevos y frutos de su propia
cosecha. Los proyectiles orgánicos se estrellaron contra los vehículos y las
figuras de los forasteros, un gesto desesperado y visceral de rechazo. Aunque
el intento fue inútil para frenar el avance físico de la expedición —compuesta
por científicos del CONICET y representantes de intereses extranjeros—, el
mensaje resonó con la claridad de un trueno en el silencio del monte: no son
bienvenidos.
Este episodio, casi
anecdótico en su simpleza, encapsula la esencia de un conflicto complejo y
multifacético que se gesta en el sur santiagueño. No se trata solo de un puñado
de vecinos resistiendo una exploración. Es el choque de dos mundos: por un
lado, la lógica global de la extracción de recursos estratégicos, impulsada por
la demanda insaciable de la industria tecnológica y militar; por el otro, la
defensa de un territorio, de un modo de vida y de un recurso cada vez más
preciado: el agua.
La zona en disputa es
Jasimampa y sus alrededores, un paraje que abarca los departamentos de
Quebrachos y Ojo de Agua. Un lugar que, hasta hace poco, solo era conocido por
sus leyendas locales y su rica herencia arqueológica sanavirona. Pero bajo su
suelo reseco se esconde un tesoro del siglo XXI, una veta de minerales que ha
puesto a esta remota región en el mapa de las corporaciones mineras
internacionales. El conflicto no es nuevo, pero cada día que pasa, la presión
aumenta, y la pregunta que flota en el aire es si la defensa a
"huevazos" será suficiente para detener la maquinaria del
"progreso" extractivista.
II.
El Tesoro Escondido: ¿Qué son las Tierras Raras y el Niobio?
Para entender la magnitud
de lo que está en juego, es necesario hablar de los minerales que han desatado
la codicia. La publicación original de ADIN Santiago y los informes posteriores
hablan de dos hallazgos principales: las "tierras raras" y el niobio.
Las "Tierras
Raras": El combustible de la modernidad
El término "tierras
raras" es, en sí mismo, un poco engañoso. No son necesariamente
"raras" en términos de abundancia en la corteza terrestre, pero es
muy infrecuente encontrarlas en concentraciones suficientemente altas como para
que su extracción sea económicamente viable. Este grupo está compuesto por 17
elementos químicos: el escandio, el itrio y los 15 lantánidos.
Fueron geólogos del
CONICET quienes, ya en 2005, redescubrieron la importancia del yacimiento de
Jasimampa, identificándolo como una fuente de "tierras raras livianas".
¿Por qué son tan importantes? Porque son componentes esenciales, casi
insustituibles, para la fabricación de la tecnología que define nuestra era.
Desde los imanes permanentes de las turbinas eólicas y los motores de los autos
eléctricos, hasta las pantallas de nuestros smartphones, las fibras ópticas que
transportan internet, los láseres de uso médico y militar, y los sistemas de
guía de misiles. La denominada "economía verde" y la industria de la
defensa dependen críticamente de ellas.
El problema es que su
extracción y procesamiento son procesos altamente contaminantes. A menudo,
estos minerales se encuentran mezclados con elementos radiactivos como el torio
y el uranio. Separarlos requiere el uso masivo de ácidos y otros productos
químicos que, si no se gestionan con un cuidado extremo, pueden contaminar de
forma irreversible las fuentes de agua y el suelo.
Niobio:
El metal de la era nuclear y aeroespacial
Junto a las tierras
raras, en Jasimampa se ha encontrado una cantidad significativa de niobio.
Aunque no pertenece al grupo de los lantánidos, este metal de transición es
igualmente estratégico. Su principal cualidad es la capacidad de crear
superaleaciones extremadamente resistentes al calor y la corrosión, pero a la
vez muy ligeras.
Esto lo convierte en un
material indispensable para industrias de vanguardia:
* Aeroespacial: Se
utiliza en la fabricación de turbinas de aviones y cohetes espaciales.
* Nuclear: Es fundamental
en la construcción de reactores y plantas nucleares por su resistencia a altas
temperaturas y su baja captura de neutrones.
* Militar: Se emplea en
la producción de armamento avanzado y aleaciones para vehículos blindados y
buques de guerra.
* Tecnología: Es un
componente clave en la fabricación de imanes superconductores, utilizados en
aceleradores de partículas (como el del CERN) y en equipos de resonancia
magnética.
El yacimiento detectado
en Jasimampa, según las primeras estimaciones, abarcaría una superficie de 15
kilómetros cuadrados con una profundidad de 500 metros. Explotar un depósito de
estas características a cielo abierto implica, literalmente, volar una montaña.
Significa remover toda la capa superficial de tierra, vegetación y roca,
pulverizarla y tratarla químicamente para separar el mineral. El impacto ambiental
es brutal: destrucción total del ecosistema en la superficie, generación de
montañas de escombros (relaves) que pueden filtrar metales pesados y químicos a
las napas freáticas, y la liberación de polvillo tóxico y radiactivo que puede
ser transportado por el viento a kilómetros de distancia.
Para una región semiárida
como el sur de Santiago del Estero, donde cada gota de agua es vital, la
amenaza de contaminar los acuíferos subterráneos no es una preocupación
abstracta, es una sentencia de muerte para la agricultura, la ganadería y la
vida misma.
III.
El Desembarco: Corporaciones, Científicos y Políticos
El avance minero no es un
acto espontáneo. Es una estrategia coordinada que involucra a múltiples
actores, cada uno jugando un rol específico en el tablero.
Las Empresas Canadienses:
La cara visible del capital
Los informes mencionan a
la empresa canadiense Gaia Energy como una de las primeras en realizar tareas
de exploración en la zona. Esta compañía, junto a otras como Bolland Minera
S.A. (que manifestó descubrimiento de oro en Guasayán), representa el capital
internacional. Canadá es una de las "naciones mineras" por
excelencia, hogar de muchas de las corporaciones más grandes del mundo que,
amparadas en legislaciones favorables en sus países de origen, se expanden por
el cono sur en busca de recursos.
Su estrategia de
penetración es un manual bien conocido en toda América Latina. Comienza con la
exploración, a menudo realizada bajo convenios con gobiernos provinciales y con
el aval científico de instituciones locales. Una vez confirmado el potencial
del yacimiento, inician un trabajo de "relacionamiento comunitario".
Como relató Adolfo Farías, del MOCASE-VC, en una entrevista, este trabajo
consiste en promesas de empleo, dinero y desarrollo. "Van a tener trabajo,
van a tener dinero", les dicen. Ofrecen casas en el pueblo, vehículos,
celulares, e incluso reparten golosinas en el Día de la Madre. Es una táctica
de "divide y reinarás", buscando quebrar la cohesión social,
comprando voluntades y aislando a quienes se oponen.
El
Rol del CONICET: ¿Ciencia al servicio de quién?
La participación del
CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) añade una
capa de complejidad y controversia. Por un lado, su función es generar
conocimiento científico sobre los recursos del país. El redescubrimiento del
potencial de Jasimampa en 2005 fue un logro geológico. Sin embargo, para los
movimientos campesinos, este conocimiento no es neutral. "El CONICET lo
que hace es dar pie con su investigación a que se introduzca la minería a cielo
abierto", afirmó Adolfo Farías.
La ciencia, que debería
servir al bien común, es percibida aquí como la punta de lanza que abre el
camino a los intereses corporativos. La legitimidad que aporta una institución
científica de prestigio es utilizada para validar proyectos que, desde la
perspectiva de las comunidades, son destructivos. Esta "complicidad",
como la denomina la publicación original de ADIN, genera una profunda
desconfianza hacia la comunidad científica, vista no como un aliado, sino como
parte del aparato extractivista.
El
Silencio y la Complicidad Política
El eslabón final y
crucial es el poder político. Las fuentes originales son contundentes al
señalar la connivencia de las autoridades a distintos niveles. El entonces
gobernador, Gerardo Zamora, es mencionado como quien habría dado "luz
verde" al proyecto, anunciando en la Legislatura provincial el respaldo a
la llegada de una empresa canadiense.
A nivel local, la
situación es aún más desesperante para los vecinos. Los intendentes de Sumampa,
Luis Antonio Galván, y de Ojo de Agua, Rodolfo Lino Cappellini, son acusados de
inacción y de responder con un simple "no podemos hacer nada, porque la
orden viene de arriba". Esta actitud deja a las comunidades en un estado
de total desamparo institucional. Cuando golpearon las puertas de la Defensoría
del Pueblo, la subsecretaría de Derechos Humanos y la dirección de Minería, no
encontraron respuestas.
La maquinaria estatal no
solo omite, sino que actúa. Se denuncia que funcionarios del gobierno de Zamora
facilitaron la exploración, autorizando sobrevuelos y compartiendo información.
Peor aún, cuando la resistencia de los pobladores se hizo más firme, se
recurrió al aparato judicial y policial. Abogadas ligadas al Poder Ejecutivo
habrían utilizado el Registro de la Propiedad para cuestionar la tenencia de la
tierra de los campesinos —muchos de los cuales son poseedores ancestrales sin
títulos formales— y obtener órdenes de desalojo. Se relatan enfrentamientos
directos entre la policía y los vecinos, en una clara demostración de que el
Estado está dispuesto a usar la fuerza para imponer el proyecto minero.
IV.
Voces de la Resistencia: "El Territorio No Se Vende, Se Defiende"
Frente a este avance
coordinado, la resistencia se organiza desde la base, tejiendo alianzas y
fortaleciendo una identidad común en defensa del territorio.
El MOCASE-VC y la Lucha
por la Tierra
El Movimiento Campesino
de Santiago del Estero - Vía Campesina (MOCASE-VC) es uno de los actores
centrales de esta resistencia. Su lucha no es nueva; durante décadas han
enfrentado los desmontes para el avance de la frontera sojera y los desalojos a
manos de empresarios y terratenientes. La amenaza minera es solo un nuevo
capítulo de la misma batalla por el control del territorio.
Adolfo Farías, miembro
del movimiento, explica que su reclamo va más allá de la propiedad privada.
"Lo que se reclama es el territorio, tanto el de pastaje comunitario como
el de vida. Tiene que ver con una cuestión cultural muy fuerte". Para
estas comunidades, la tierra no es una mercancía, es el espacio donde se
desarrolla su cultura, su economía de subsistencia y su identidad. La minería a
cielo abierto no solo contamina el agua, sino que destruye este tejido social y
cultural.
La memoria histórica
juega un papel crucial. Farías recuerda que en la zona de Ojo de Agua, hace
décadas, experimentos mineros dejaron un saldo de muertes y enfermedades.
"Varios compañeros murieron por causa de eso, y otros están en sillas de
ruedas". Ese pasado traumático alimenta la desconfianza actual y refuerza
la determinación de no permitir que la historia se repita.
La
Red de Solidaridad y la Falta de "Contrato Social"
La lucha de Jasimampa no
está aislada. Se enmarca en un movimiento nacional y latinoamericano de
resistencia contra la megaminería. El lema "El Famatina no se toca",
que nació en La Rioja y logró frenar un proyecto de la misma Barrick Gold, se
convirtió en un símbolo de que la "licencia social" es tan importante
como la licencia gubernamental.
Alejandro Romero, el
ambientalista citado en uno de los textos, lo expresa claramente: "La
mega-minería no tiene contrato social para actuar en La Rioja y por las
movilizaciones de Santiago del Estero tampoco". Este concepto de
"contrato social" o "licencia social" es fundamental.
Sostiene que, aunque un gobierno autorice un proyecto, si la comunidad local lo
rechaza de manera masiva y sostenida, el proyecto carece de legitimidad para
operar.
En Santiago del Estero,
esta resistencia se ha manifestado de múltiples formas:
* Acción directa:
Ocupando instalaciones y oponiéndose físicamente al avance de las maquinarias.
* Organización
comunitaria: Realizando reuniones entre vecinos para compartir información y
coordinar acciones.
* Alianzas estratégicas:
Articulando con otras organizaciones como la Asamblea Socio Ambiental de
Catamarca, la Pastoral Social, radios comunitarias y equipos de derechos
humanos.
* Disputa ideológica:
Confrontando el discurso pro-minero en los espacios públicos, como las
escuelas, y denunciando la persecución policial a los jóvenes activistas.
Este entramado de
resistencia es la principal barrera que ha impedido, hasta ahora, que la
explotación avance a gran escala. Es una lucha asimétrica, de David contra
Goliat, donde la fuerza no reside en el poder económico o político, sino en la
unidad, la convicción y el profundo arraigo al territorio.
V.
El Dilema del Desarrollo: ¿Turismo Sostenible o Saqueo Subvencionado?
En medio del conflicto,
surgen voces que proponen un modelo de desarrollo alternativo. Un empresario
local, cuyo nombre no se especifica en los textos, intenta impulsar un
emprendimiento turístico en Villa Quebrachos, un pueblo fundado alrededor de
1850 que hoy está casi deshabitado pero rodeado de un monte de enorme riqueza
en biodiversidad.
Su argumento es simple y
contundente: "El turismo es plata que queda aquí, mientras que la
mega-minería lo único que deja es destrucción, contaminación y prácticamente
nada de dinero". Esta afirmación toca un punto neurálgico del debate
minero en Argentina: el marco legal. Las leyes de la década de 1990, conocidas
como las "leyes Gioja-Menem" (en referencia al entonces secretario de
Minería y al presidente), crearon un régimen de promoción de inversiones
extremadamente favorable para las corporaciones. Este régimen incluye
beneficios como la estabilidad fiscal por 30 años, la exención de numerosos
impuestos, un tope a las regalías provinciales del 3% sobre el valor "boca
de mina" (un valor muy inferior al del mercado final) y la devolución del
IVA.
En la práctica, esto
significa que las empresas se llevan la mayor parte de la ganancia, mientras
que las provincias y las comunidades locales asumen la totalidad de los costos
ambientales y sociales. El empresario turístico lo resume así: la minería está
"subvencionada" por el Estado para saquear los recursos, mientras que
su proyecto, que busca preservar el entorno y generar un ingreso que se reinvierta
localmente, no recibe el mismo apoyo. "No tengo la misma suerte que las
mineras", lamenta.
Esta dicotomía plantea la
pregunta fundamental sobre el modelo de desarrollo que se quiere para la región
y para el país. ¿Se optará por un modelo extractivista de corto plazo, que
genera ganancias concentradas y pasivos ambientales permanentes? ¿O se apostará
por alternativas sostenibles que valoren el patrimonio natural y cultural,
generando un desarrollo más equitativo y a largo plazo?
La propuesta turística no
es una solución mágica, pero representa una visión del territorio radicalmente
opuesta a la de la minería: una visión donde el valor no reside en lo que se
puede extraer y destruir, sino en lo que se puede preservar y compartir.
VI.
Cierre Reflexivo: Un Espejo del Futuro
El conflicto de
Jasimampa, Ojo de Agua y Sumampa es mucho más que una disputa local. Es un
microcosmos que refleja las tensiones más profundas del siglo XXI. Es la lucha
entre el Norte global, ávido de materias primas para sostener su modelo
tecnológico, y el Sur global, cuyos territorios y comunidades pagan el costo de
ese modelo. Es la confrontación entre una visión del "progreso"
basada en la extracción ilimitada y una concepción del "buen vivir"
anclada en el equilibrio con el entorno.
La historia de los
pobladores que se defienden con huevos, de los campesinos que reclaman el
territorio como espacio de vida, y del empresario que sueña con un turismo que
preserve la belleza del monte, nos interpela a todos. Nos obliga a preguntarnos
de dónde vienen los minerales que hacen funcionar nuestros dispositivos, qué
costo humano y ambiental tienen, y si estamos dispuestos a aceptar que el
bienestar de unos se construya sobre el sacrificio de otros.
Hasta noviembre de 2023,
la resistencia en Santiago del Estero había logrado contener el avance a gran
escala. Pero la presión no ha cesado. Los precios de las tierras raras y el
niobio siguen en alza, y la demanda estratégica es cada vez mayor. El
yacimiento de Jasimampa sigue ahí, latente, como una promesa de riqueza para
unos y una amenaza de destrucción para otros.
La guerra silenciosa que
se libra en el monte santiagueño no ha terminado. Es una batalla por el agua,
por la tierra, por la memoria y, en última instancia, por el derecho a decidir
el propio futuro. El resultado de esta lucha, en un rincón olvidado de
Argentina, podría ser un espejo de lo que nos espera como sociedad global.
Fuentes
citadas y consultadas para la elaboración de este artículo:
Este relato se construyó
con voces reales:
* Las palabras de Adolfo
Farías y las comunidades de MOCASE-VC, recogidas por el Observatorio de
Conflictos por los Recursos Naturales (OCRN) y Acción por la Biodiversidad (26
de octubre de 2011).
* Testimonios de vecinos
de Sumampa y Ojo de Agua, publicados originalmente por ADIN Santiago.
* Documentos de la
Dirección de Minería de Santiago del Estero sobre el proyecto “Bolland VI”.
* Denuncias de la
Pastoral Social del Obispado de Santiago del Estero y la Red de Radios
Comunitarias.
* Contexto histórico y
legal basado en la Ley 24.196 (Ley de Promoción Minera, conocida como
“Gioja-Menem”).
Este artículo no pretende ser neutral. Pretende ser humano.

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