sábado, 31 de mayo de 2025

Historia de la empanada



Desde hace siglos, las empanadas han sido populares en Europa. Incluso los mapuches aportaron su propio vocablo: "pirru". En la gastronomía española, ya figuraban en el siglo XIII, pero su origen se remonta aún más atrás, siendo un alimento común en gran parte del continente. Hoy, en Baviera, perdura el término "parrada", usado en las festivas reuniones alemanas.

La empanada llegó a Chile incluso antes de que Pedro de Valdivia concluyera la colonización. Con el tiempo, se convirtió en un plato criollo, horneado o frito en grasa, relleno de "pirru"—término indígena para el picadillo de carne, huevo, pasas, cebolla, color y ají.

Pese a las investigaciones, los historiadores no han logrado determinar el origen exacto de este manjar. Ni siquiera estudiosos tan dedicados como Eugenio Pereira Salas o el folklorólogo Oreste Plath han podido desentrañar su misterio. Las empanadas se pierden en el tiempo, entre civilizaciones y culturas.

Un dato curioso: en la sacristía de la Catedral de Santiago de Chile, se conserva un cuadro de La Santa Cena (1962) donde aparece una empanada. Además, algunos vinculan este icónico alimento con la cocina morisca, hipótesis plausible si consideramos que este pueblo dominó España durante siglos, dejando una profunda huella en sus tradiciones culinarias.


La Empanada

 

Créditos: Locos x Santiago

Y ahora toca el turno a la famosa empanada. ¿Habrá que repetir lo dicho por Sarmiento sobre ella?

La empanada santiagueña, como, en general, la empanada provinciana, pierde su característica específica si no destila hasta el codo un jugo escurridizo y delicioso, que hay que sorberlo con mañosa habilidad.

Pero Sarmiento tendría hoy poca razón si, como lo hizo, pudiera o quisiera referirse a la empanada electoral, que, por lo bien condimentado, era antes, instrumento de coerción e imposición, ya que muy pocos osaban resistir la tentación de comérsela.

Hoy, esta arma, ha venido a quedar en desuso, no porque la empanada no sea capaz de perturbar la conciencia del electorado, sino porque las que se usan con dichos fines tienen de todo menos de empanadas. Son bolsas de masa cruda, llenas de papas y cebollas, y elaboradas en tan gran cantidad y tan premiosamente, que, aun queriendo, acaso fuera imposible comunicarle aquel su sabroso gusto, de tanta fama para nuestras empanaderas.

Luego, han cambiado los tiempos. Antaño era un placer trabajarlas por decoro, por propia estimación. Se ponía empeño en la obra, y algo del espíritu de uno se encerraba con la pasta entre las dos hojuelas de masa.

Hoy se especula con la ganancia ilícita sobre todo en las elecciones, en que una nueva moral las asimila a la condición de meros negocios, y de los cuales, como los políticos, sacan las empanaderas, a costa de su probidad y decoro, un provecho mejor.

Es por esta razón que no fascinan ya las bateas y cestas de empanadas, sino que, por el contrario, constituyen para los partidos instrumentos perjudiciales, ya que el elector que las prueba, si vive, suele votar generalmente en contra, lo cual demuestra, de paso, que el paisano no ha perdido aún su gusto pese a cuanto se ha dicho en este sentido.

Pero si las empanadas electorales, como todas las cosas de la política, han sufrido tan rudo y bastardo envilecimiento, las empanadas caseras, preparadas con el antiguo sentido de la responsabilidad tradicional, continúan haciendo las delicias del paladar criollo.

Mas hay que saberlas elaborar. Una empanada santiagueña requiere cuidados en la preparación de la masa y de la pasta.

La masa de harina de trigo debe ser mojada con salmuera, grasa y leche. Asimismo, la pasta, de carne de vaca ligeramente sancochada, debe ir acompañada con prodigalidad de huevos duros, pasas de uvas, cebollas, sal, pimienta, ají del monte, comino, que se fríen aparte en abundante grasa de vaca. Rellenada la masa con esta pasta, y listas las empanadas, se las lleva al horno, o se fríen en grasa, en cuyo caso y bajo otra forma, reciben el nombre de pasteles.

Orestes Di Lullo

Retratando Silipica, Santiago del Estero

Empanadas federales

 


Sabido es que el origen de las empanadas es árabe.  Por cierto, no la palabra “empanada”, pero sí la peculiar forma de envolver un relleno en una masa.  En la Argentina hay tantas empanadas como provincias, lo que resulta especialmente exacto a propósito de las del Norte y de Cuyo.  Típicas son las salteñas, las tucumanas, las mendocinas, las riojanas, variedad a la que se contrapone la casi absoluta ausencia de otras bonaerenses o característicamente litoraleñas, por no decir de la Patagonia.

Aclaremos que, por supuesto, las patagónicas no existen porque muy tardíamente se establecieron en esa región pobladores criollos y no hubo tiempo para que madure y se diversifique una tradición de ese tipo; en cuanto a las provincias litorales, presuntivamente cabe atribuir la carencia, o bien a lo esmirriado de la organización social, o a lo caro que costaban el trigo y otros cereales en la primera etapa colonial, tal vez hasta desanimar el hábito popular de hacer masas.

De hecho, Buenos Aires, ciudad puerto, era bien propia para la instalación de comerciantes y ganaderos, pero no un buen lugar para que arraigaran en él contingentes numerosos de andaluces de prosapia árabe, de ésos que habrían conformado la base más sufrida y amplia de la inicial corriente inmigratoria sobrevenida con la Conquista y que, bajando desde la zona altoperuana, conformó lo que sería la intendencia de Salta del Tucumán, abarcadora de las actuales provincias de Salta, Jujuy, Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero.

Desde esta perspectiva, cabe entender por qué nuestra arquetípica empanada arraigó con tanta fuerza en el noroeste del país y en Cuyo, y mucho menos en la cercanía de los grandes ríos.  Cuando la pampa comenzó a desarrollarse, surgieron las estancias, hubo peonadas y esbozos de familias, así como puestos e incipientes poblados.  La rudimentaria socialización tuvo sus reuniones y sus fiestas, en las que nunca faltaban el asado y las empanadas, elaboradas siempre a la manera de las del Noroeste.  Y con esos sabores llegó también la empanada a la ciudad puerto y se entronizó en las reuniones de las casas familiares, aparte de ser muy gustadas por el pueblo bajo, que seguramente a él se dirigía el pregón que transcribe la historia escolar.  “Empanaditas calientes pa´que se quemen los dientes”.

Empanada propia

Pero en tiempos de Rosas, primera mitad del siglo XIX, parece que Buenos Aires quiso no ser menos y tener asimismo su empanada propia, aspiración ingenuamente vinculada, por el nombre, con la tendencia política del momento.  Fueron las “empanadas federales”, que luego se conocieron en la pampa húmeda y a las que también se llamó “empanadas de misia Manuelita”.  Porque es verdad que a la hija del Restaurador la atraía el arte de la cocina y cabe admitir como no improbable que ella misma haya sido la inventora del curioso relleno que las distinguía.

Estas “empanadas federales” no incorporaban a su relleno carne vacuna sino de gallina o pollo hervido y, extrañamente, incluían el agregado de peras cortadas en cubos y cocidas con azúcar y clavo de olor, lo que las dotaba de un cierto toque dulzón también propio de otras empanadas provincianas.

Lo cierto es que las “federales” fueron muy apreciadas, contando al respecto la leyenda que la “niña” misma, en persona, las hacía realmente apetitosas.  Después se abandonaron y hoy son empanadas bonaerenses perdidas en el tiempo, de las que sólo quedan rastros en la referencia de los tradicionistas.

Receta

Ingredientes

Taza de pollo o gallina (hervida y cortada)

3 Cebollas

4 Peras

1 Clavo de olor

Sal ají molido

Cucharaditas de grasa

1 ají verde

2 Cucharaditas de azúcar

100 g de aceitunas verdes picadas

Agua caliente

Pimienta Pimentón

Instrucciones

1) Pelar las peras y cortarlas en cubos. Cocinar los cubitos de peras con las dos cucharadas de azúcar y el clavo de olor. Cuando los pedacitos de pera están tiernos, escurrirlos.

2) Rehogar en la grasa las cebollas y el ají picados, agregar la carne cortada en pedacitos y condimentar con sal, pimienta, ají molido y pimentón.

3) Al armar las empanadas, poner en los montoncitos de relleno de cada tapa pedacitos de pera, huevo duro picado y aceitunas.

4) Estas empanadas se pintan con huevo y se cocinan en horno bien caliente 12 minutos.

5) Mientras tanto mezclar el azúcar impalpable con el agua caliente, hasta formar una salsa bien espesa.

6) Usar esta salsa de azúcar para pintar las empanadas mientras están calientes.

Rendimiento: 24 empanadas

Fuente

Berreteaga, Choly

La Nación – Rincón Gaucho – 20 de Marzo de 2010

Long-Ohni, Silvia – Empanadas federales perdidas en el tiempo

Fuente: www.revisionistas.com.ar

miércoles, 28 de mayo de 2025

El chañar: el árbol invencible del desierto que cura y alimenta

Es un ejemplar que crece en seis países y zonas desérticas, lográndose adaptar a las duras condiciones climáticas.


 Entre la maravillosa vegetación que ofrece Sudamérica se encuentra un árbol que llama la atención de todo el mundo, ya que no solo es considerado como el más fuerte del todos, sino porque también crece en el desierto.

Se trata del chañar, un árbol que nace y crece en zonas de desierto, y puede resistir a las altas temperaturas. Además, lo sorprendente es que aporta semillas y frutos que son comestibles y beneficiosos a la salud.

Según se sabe, este árbol es uno de los más fuertes del mundo porque crece en zonas desérticas y se logra adaptar a las duras condiciones climáticas. Es una especie que recibe poca agua, soporta vientos y temperaturas extremas. Se logró demostrar que el chañar soporta días de más de 40ºC, así como noches frías donde los números llegan a marcar -13ºC.

Por otro lado, el chañar está lleno de ramas con espinas, una manera de evitar que ciertos animales lo destruyan. Este ejemplar crece en seis países de Sudamérica: Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Perú.

El fruto del chañar: qué beneficios trae

Las frutas y semillas del árbol son comestibles y brindan diversos beneficios a la salud. En algunos pueblos se realiza jarabe del fruto del chañar, que es utilizado para mejorar desde un simple catarro hasta una bronquitis o un problema pulmonar.

Para que salga el jarabe primero se debe limpiar bien los frutos y luego darle un hervor para que la cáscara se ablande. Después se deben pelar y volver a colocarlos a fuego bajo.

Por último, se debe moler la fruta en un mortero y colar la pasta con un colador junto con el agua donde se hirvió la fruta. Luego, poner a cocinar el líquido obtenido a fuego bajo y revolver constantemente. Cuando el mismo comienza a tener color marrón se debe retirar del fuego y envasar.

domingo, 25 de mayo de 2025

Santiago del Estero en 1810: La Revolución que despertó en el corazón del pueblo

 


Por Luis Alén Lascano

En Santiago del Estero, junio habría de ser el mes definitorio de los acontecimientos favorables a la Revolución de Mayo. "Las noticias de los sucesos de Mayo llegaron a Santiago del Estero por medio de viajeros que salieron de Buenos Aires cruzando el país de sur a norte en los primeros días de junio", sostuvo el historiador Alfredo Gargaro.

Y el 10 de junio se asentaba en forma oficial que el alcalde de Primer Voto, don Domingo Palacio, como único miembro del Cabildo presente entonces en la ciudad, daba cuenta de haber recibido por el correo ordinario dos comunicaciones de Buenos Aires, del Cabildo porteño y de la junta gubernativa, que avisaba haberse constituido como autoridad suprema a consecuencia de  los sucesos de la Península y la renuncia del virrey Cisneros. 

Ante la sugestiva ausencia de los restantes capitulares, el alcalde Palacio dejó constancia de esa recepción y mandó citar a  todos los miembros del cuerpo para resolver la complcicada  situación que debía afrontar.

Esa reunión recién pudo celebrarse el 25 de junio, constando en el Acta respectiva el haberse tratado "el oficio que el Exmo.  Cabildo de Buenos Aires en que manifiesta a las ciudades interiores la instalación de la Junta Provisional Gubernativa" por lo que solicitaba la elección de un representante santiagueño  para decidir sobre la forma de gobierno.  Y en otra correspondencia, el gobernador intendente de Córdoba por la posta del 17 de junio transmitía buenas noticias llegadas de España, con la oculta intención de concitar adhesiones a su causa, y por último, del gobernador intendente de Salta don José de Medeiros que el ex virrey Cisneros repuso en el cargo. 

Los cabildantes resolvieron cautamente "que se suspenda por ahora toda determinación hasta que resuelva como jefe inmediato el señor gobernador interino de la provincia, deseando este ayuntamiento el mejor acierto".  Si bien podía durarse de una resolución definitoria, el Cabildo debía proceder cuidadosamente ante la incierta y un tanto contradictoria situación que traían las noticias recibidas en  Santiago del Estero. No debe olvidarse que los rebeldes cordobeses recién dejaron esa capital el 31 de julio y en esos momentos parecían todavía fuertes en ella, con una peligrosa  cercanía geográfica al territorio santiagueño.  Además, en el orden institucional, Santiago dependía de la

Gobernación Intendencia de Salta, juntamente con Tucumán, Catamarca y Jujuy. Y las disidencias localistas todavía mantenían sus divisiones salteñas y se disputaban la gobernación don Nicolás Severo de Isasmendi, nombrado por el ex virrey  Cisneros y reemplazado el 9 de junio de 1810 por el coronel  Joaquín Mestre, que no llegó a ocupar el cargo y, finalmente,  para terminar con tales entredichos la Junta nombró a Chiclana  el 16 de julio -como dijimos- y una vez superada la situación  cordobesa recién pudo asumir a fines de agosto.  Esas cuestiones conflictivas justificaban en parte las dudas santiagueñas. Acrecentadas por las distancias de los grandes centros, la incomunicación persistente en el interior, las versiones interesadas o tendenciosas que llegaban a la ciudad, y los propósitos subalternos que incidían en grupos o individuos actuantes en esos momentos.  Sin embargo, frente a esa parálisis se alzó una voz decidida,

impetuosa y enfervorizada que llegó a conmover los estratos populares y sostuvo una adhesión terminante al nuevo orden surgido en Mayo. Era la de Juan Francisco Borges, que impuso el pronunciamiento santiagueño, vislumbró una estrategia especial e hizo jugar a Santiago del Estero un papel  preponderante en el sostenimiento revolucionario de los pueblos  convocados a Buenos Aires "para establecer la forma de  gobierno que se considere más conveniente", según rezaba la  invitación recibida de la Junta. 

Borges se encontraba ahora en su ciudad natal desde 1808 por  lo que decía: "Dos años ha que llegué después de una larga  peregrinación por España y otras partes de Europa, y desde mi  regreso empecé a sentir, como los demás de mis compatriotas,  los fatales efectos del injusto despotismo".

Era verdad, porque después de una vida casi aventurera, con  frecuentes viajes al Alto Perú, había recibido gratificaciones de  la corona debido al sacrificio de su padre que ofrendó la vida en  defensa del orden real contra las insurrecciones indígenas, y  viajó a España para reclamarlas, en 1802. 

Luego de visitar otras partes de Europa tuvo sus primeros enfrentamientos con los miembros del Cabildo santiagueño que  le exigían subordinación a su autoridad, al tiempo que  encontraba la solidaridad de los hombres de armas y el  comandante de dichas fuerzas en claro preludio de las divisiones  entre la civilidad y el ejército que más tarde tendrían lugar en  Buenos Aires.

Al mismo tiempo Borges se inició en la conspiración revolucionaria al modo europeo y republicano cuyos hilos movía desde Salta don José Moldes. En esta red subversiva participaban Nicolás Laguna en Tucumán, Tomás Allende en Córdoba, Clemente Díaz Medina en La Paz, Mariano de  Medina en Cochabamba y los nombres más representativos de  Salta, que luchaban por la independencia antes de 1809. "Y obraron a favor de la causa -decía Moldes en su exposición de  servicios- tan pronto como les fue posible, justamente en un  tiempo que no teníamos más patria, ejército, ni garante que el  pescuezo". 

Con esos antecedentes no resultaba extraña la agitación revolucionaria promovida por Borges en Santiago, secundado por el comandante de Armas, José Cumulat, el comandante Alonso Araujo, especial amigo de Cornelio Saavedra y los  militares de la ciudad, en tanto pequeños grupos de españoles y  cabildantes, preparaban su ofensiva para continuar en el  usufructo de los cargos públicos. 

Mientras así se preparaban ambos grupos y ganaban popularidad las convocatorias borgistas, se recibió la  comunicación salteña de haber jurado reconocimiento a la Junta  el 19 de junio, ratificada por San Miguel de Tucumán el 26 de  junio en Cabildo Abierto, y Catamarca que había realizado una  pacífica asamblea similar el día 22. 

El 29 de junio los cabildantes Domingo Palacio, José Manuel  Achával, Francisco Solano Paz y Pedro José Lami, se reunían  para "abrir un pliego del Señor Gobernador Intendente de esta  Provincia que acaba de llegar por el presente correo". Se refería  a "la obediencia que ha dado en aquella Capital de Salta por las  noticias ocurridas en la de Buenos Aires". Y en consecuencia  estos capitulares "acordamos que siguiendo el mismo orden y  obedecimiento a la expresada junta se dé cuenta en esta misma  fecha de haberlo así efectuado". 

No era posible otra resolución, y en ella coincidían los  anhelos populares acaudillados por Borges y el ordenamiento  institucional dependiente de la autoridad salteña.

Llevado entonces por los sucesos, el Cabildo comunicó  rápidamente a Buenos Aires por nota de ese día, que "aunque  este Ayuntamiento había prestado en su corazón todo  obedecimiento a esa Superior Junta Gubernativa [...] suspendió  en hacerlo hasta las resultas del Gobierno Intendencia del  Distrito deseando guardar el orden establecido [...] nos previene  la religiosa conducta de Salta en obedecer sin discutir y en el  mismo día de su recibo ha reconocido y obedecido este Cabildo  solemnemente las altas facultades y superioridades de V.E."

Si con ello se querían cubrir las vacilaciones anteriores, el  Cabildo trasuntaba medroso acatamiento a los superiores  burocráticos, pero la vida ciudadana latía afuera y alentaba las  expectativas exteriorizadas popularmente y que se impondrían  después.

Es que al día siguiente de esas decisiones el Cabildo volvía a reunirse para determinar el listado de los invitados y efectuó la convocatoria al Cabildo Abierto que debía elegir al diputado solicitado por la Junta de Buenos Aires, para el 2 de julio inmediato.

Aquí iba a quedar definido el papel protagónico de Borges y  su núcleo patriótico al enfrentar la oligarquía capitular y quedar  alineados los sectores santiagueños de diferenciación política, en  anticipo de futuros partidos.

Fuente: Los episodios precursores y la Revolución de Mayo  en Santiago del Estero. Subsecretaría de Cultura de Santiago del

Estero. 2009.

Un 25 de Mayo de 1910, nacía nuestro principal coliseo provincial.

Teatro 25 De Mayo:
“El Sentir Social Y Cultural De Un Pueblo”
Historia del teatro 25 de mayo, contexto histórico. Anecdotario
Por la Prof. Margarita Fantoni de Gómez Infante

 


 

Un lejano 25 de mayo de 1910, en el centenario de la patria, nacía nuestro principal coliseo.  Ese fastuoso Teatro 25 de Mayo fue el que permitió e impulso a generaciones de jóvenes el deseo de crecer y valorar nuestras raíces; por esto se puede hablar de teatro netamente santiagueño puesto que se refiere a nuestro paisaje, sus leyendas y costumbres

Si el teatro surge del espíritu del pueblo, es éste pueblo el que necesita mostrarse tal como es. Fue el Teatro 25 de Mayo el que permitió e impulso a generaciones de jóvenes el deseo de crecer y valorar nuestras raíces; por esto se puede hablar de teatro netamente santiagueño puesto que se refiere a nuestro paisaje, sus leyendas y costumbres

Afirmamos así, que fue el Teatro 25 de Mayo el que movilizó el espíritu cultural de nuestro ciudad, convirtiéndose en generador de movimientos culturales en tierra santiagueño.

En 1.910, con motivo de la conmemoración del Centenario de la Revolución de Mayo, se construyeron en el país numerosos edificios públicos. Entre ellos nuevos teatros con mayor refinamiento y capacidades como el Rivera Indarte de Córdoba, el Alberdi de Tucumán y en Santiago del Estero, el 25 de Mayo.

 

 Durante el gobierno de Don Mariano Santillán se proyectó la construcción del teatro, que iba a ser solventada con la venta de tierras fiscales, para lo cual la Cámara de Representantes de la Provincia sancionó la Ley Nº 60 .

              “Santiago del Estero; junio 15 de 1.906

              Por cuanto:

              La Cámara de Representantes de la Provincia sanciona con fuerza de ley ;

              Art. 1: Autorizase al PE, para invertir hasta la cantidad de cien mil pesos nacionales en la construcción de un Teatro en ésta capital

              Art.2: Este gasto se hará con lo producido en las ventas de tierras públicas .

              Art. 3: Comuníquese, al PE, Sala de Sesiones de la Honorable Cámara de Representantes de Santiago del Estero; Junio 13 de 1.906 . F.R. Frías Ángel Guzmán, Secretario

              Por tanto:

              Téngase por Ley de la Provincia, cúmplase, comuníquese, publíquese y dése al Registro Oficial.

              Santillán Guillermo R Olivera . (1)

LICITACIÓN

La primera licitación para la construcción del teatro dato del 11 de abril de 1.907, pero no concurrió ningún interesado por lo cual el Poder Ejecutivo encabezado por Santillán dictó el decreto Nº 351/1.907 para llamar a una nueva licitación. (2) Esta fue otorgada al ing. Bruzzone y la construcción se adjudicó al ing. Quatrini. Sin embargo, en abril de 1.908 todavía no se sabía ni siquiera el lugar donde se lo erigiría:

“... el gobierno ha nombrado en comisión a los ingenieros Domingo Prieto y Luis M. Repetto, para que estudien las condiciones de un sitio ubicado en la esquina de Libertad y Avenida Belgrano, que el gobierno piensa adquirir y donde hay el propósito de levantar el edificio ..." (3)

El edificio no fue construido en este lugar, sino que se lo hizo en la esquina de 25 de Mayo y Avellaneda, sitio que ocupaba la casa de Juan Felipe Ibarra y que se confiscó junto con otros bienes durante el gobierno de Don Manuel Taboado (4)

Al encontrar el libro de contabilidad del Teatro del año 1.910, pudimos comprobar que la demolición de las casas viejas que se hallaban en el lugar donde se dispuso construir el teatro, recién comenzó el 1 de julio de 1.909, por lo que se puede establecer, que en menos de un año se construyó dicho teatro. Por supuesto, que no estuvo completamente terminado para celebrar el Centenario.

El edificio del teatro sobresale dentro del diseño arquitectónico de nuestra ciudad. Si comparamos el Teatro 25 de Mayo con otros de nuestro país, quizás no resalte su imponencia. Dado la época en que se realizó y según lo que aseveran los técnicos, nuestro teatro tiene muy buena acústica y buen diseño.

La inauguración del Teatro 25 de Mayo fue un acontecimiento memorable en el que se sintió comprometida toda la comunidad; acontecimiento que hoy no solo debería ser recordado, sino que, mediando otros momentos socio-históricos-culturales, sentirnos convocados. Su construcción fue un hecho positivo no sólo por su imponencia, sino porque albergaba las ilusiones de un teatro para el pueblo.

Como decimos, que era otro el momento socio-histórico-cultural del Santiago de 1.910, nos acercaremos brevemente a ese contexto.

Santiago del Estero, según el censo de 1.895, tenía una población de 161.592 habitantes. El crecimiento de la población desde este año hasta 1.914 fue de 24,9 por mil. Las causas que motivaron este aumento fueron, sobre todo, el elevado crecimiento de la natalidad, ya que los extranjeros que se asentaron en Santiago del Estero sólo representaban el 3,6 % de la población. Es decir, que la inmigración fue reducida hasta 1.914. (5)

En el aspecto económico, el ferrocarril fue el que modificó la economía de la provincia. Esta era eminentemente ganadera y en menor proporción agrícola por cuanto las únicas tierras con regadíos eran las que rodeaban la capital, generalmente en manos de las familias tradicionales. Las grandes extensiones y la posibilidad de alimentar con pastos naturales y beber aguas de represas y de ríos acrecentaron el desarrollo de la ganadería.

Con la llegado del ferrocarril se vendieron tierras a bajos precios y con facilidades de pagos, esto trajo aparejado la explotación forestal       en los territorios fiscales que pasaron a manos privados.

Pensadores como Alejandro Gancedo y Bernardo Canal Feijoó criticaron el surgimiento del ferrocarril. El primero decía, que el trazado del mismo pasando por Santiago, sólo fue utilizado para la conexión con la zona productora de Tucumán y si bien se tenía acceso al mar, económicamente no era redituable. Bernardo Canal Feijoó, observó la mala distribución en la explotación forestal llevado a cabo por empresas europeas. Pero lo que más lamento, fue la destrucción del paisaje. Y así se preguntó: “Qué otro argentino podría quejarse de una tragedia tan enorme como la de este santiagueño, condenado a servir a la destrucción lisa y llana de su propio paisaje?  Y qué había sacado de aquello?" (6)

Sin embargo, cabe remarcar que fue el ferrocarril el que comunicó a Santiago del Estero con las otras provincias: el Ferrocarril Central Córdoba, el Central Norte y el Central Argentino. Un ramal posterior, que pasaba por Añatuya, Quimilí, Otumpa, Tintina y Campo Gallo fue el que motivó el surgimiento de la mayoría de los obrajes.

Las tierras utilizados para la producción agrícola entre el período 1.910 a 1.915 aumentaron de 56.541 hectáreas a 105.500 hectáreas. Los cultivos más importantes fueron el maíz, alfalfa, girasol y algodón. Dándose impulsos también a la cría de ganado vacuno.

Toda esta realidad estaba condimentada por una fuerte presencia europeo en todo el territorio nacional, a lo que se llamó "la mirada argentina hacia Europa". Importa así rescatar, por ejemplo, las expresiones de Georges Clemenceau, representante francés en las fiestas del Centenario de la Revolución.

Su primera impresión al llegar a Buenos Aires fue la de encontrarse con una ciudad de Europa:

"Buenos Aires; una gran ciudad de Europa, dando por todas la sensación de un crecimiento prematuro, pero anunciado, por el adelanto prodigioso que ha tomado la Capital del continente..." (8)

La sociedad todo, especialmente el grupo con que se relacionó, funcionarios, empresarios, era de una élite culta; la mayoría dominaba perfectamente el francés y viajaban asiduamente a Europa :

“... aparte de la pequeño aristocracia formado por los últimos vestigios de la antigua colonización española, he tenido la satisfacción y el honor de encontrar un gran público de cultura europeo y de inteligencia ilustrado, ávidos de saber lo que todo europeo ..." (9)

Por otra parte, se refirió al argentino de las provincias diciendo que en ellos estaba el patriotismo argentino, porque el porteño, el hombre del puerto se complacía más en viajar y conocer Europa, que alguna provincia argentina. Y agregaba, estando afuera el argentino trato de hacer resaltar su nacionalismo. A pesar de estar en contacto permanente con Europa, no quería ser una colonia española y estaban satisfechos de haberse liberado, sobre todo de la teocracia.

Se admiró de la fusión y asimilación de los elementos latinos quedando una comunidad nueva, por supuesto, que sin descartar la sangre aborigen,

 Representaba al gaucho de la siguiente manera:

“El gaucho de hoy ha conservado del pasado la palabra prudente, las maneras reservadas y el ojo interrogador del hombre que vive a la defensivo... en vano el teatro, como hemos podido ver en el Apolo, trato de llevar a escena la psicología del campo. "(10)

Así como en Buenos Aires se notaba una minoría intelectual identificado con la cultura europea, Ciemenceau también lo remarcó para la ciudad de Tucumán. En Santiago del Estero ocurría lo mismo. Durante 1.910 las obras teatrales que predominaban eran las extranjeras. Sobre todo, óperas italianas generalmente representados por compañías de esa nacionalidad. También se montaban piezas del “género chico", creación española donde se representaban zarzuelas y revistas líricas breves. Esto dio origen al "zarzuelismo criollo" con algunas obras de autores locales, pero que tenían que ser adaptados por los artistas españoles que las representaban; no siempre lo hacían bien ya que debían identificarse con prototipos de nuestra cultura.

LA MAJESTUOSIDAD ARQUITECTONICA Y TEATRAL

Descripto con orgullo en su época, el Coliseo santiagueño abrió sus puertos en coincidencia con el Centenario de la Revolución de Mayo. Por entonces sólo se había finalizado con lo que es específicamente el teatro, ya que el proyecto original contemplaba además, un Conservatorio de Música y un Instituto de Bellos Artes " ante la imperioso necesidad de dotar a esta capital de un centro de educación y cultura", Lo primero que se construyó fue el teatro con su galería cubierta, hall principal, pasillos, escalera de ingreso, palcos, sanitarios, camarines, escenarios, etc., dado el poco tiempo con que se contaba para su inauguración .

Arquitectónicamente se siguieron las líneas del academicismo italiano, lo que pone de relieve su grandiosidad.

              El academicismo italiano se pone de manifiesto en:

1 - Una sala en forma de herradura que daba cabida a más de 800 espectadores, ubicados en las butacas o plateas y en los palcos, tertulia y cazuela. Así la construcción con los desniveles permitía la gente ver y dejarse ver.

2 - En la fachada con un cuerpo central aporticado entre dos alas salientes.

La parte exterior del Teatro es de paredes lisas con pequeños recuadros; tiene como detalles grandes columnas en la planta bajo, mientras que en el primer piso posee "un motivo de serlina para la arcada, esto es, arcos sostenidos por pares de columnas". En la porte superior, imágenes tallados en el mismo material que representan géneros típicos de obras teatrales drama y comedia . (11)

En el hall principal, su escalinata concluye con una fila de columnas y su techo es estucado con diseños de flores. En el interior, el color predominante es el blanco con decoraciones en oro. Las puertas, tanto las centrales como las laterales, son de cedro. Los pisos del foyer y de las galerías son de mosaico granítico, mientras que el piso donde se ubican las butacas es de madera en piano inclinado. Al principio contaba con un sistema que permitía emparejarlo cuando se realizaban fiestas.

Los cortinados y las butacas eran de color rojo y fueron cambiados en la década del 60 por las de tono mostaza que tiene actualmente. El techo de la solo, en el centro se abría para refrescarla durante el verano. Tanto la "esfera" como el sistema para nivelar el piso, en la actualidad no funcionan.

En esos tiempos, en Santiago no había ningún edificio con esas características. Por eso, se trató de un emprendimiento muy ambicioso. El edificio del teatro sobresale dentro del criterio arquitectónico de nuestra ciudad. Si comparamos el Teatro 25 de Mayo, con otros de nuestro país, quizás no resalte su imponencia. Pero dado la época en que se construyó y según lo que aseveran los técnicos, nuestro teatro tiene muy bueno acústica y buen diseño.

El gobernador Palacio no quería dejar nada librado al azar. Por eso en febrero de 1.910, propuso una licitación para todas aquellas empresas que quisieran hacerse cargo del acto de inauguración del Teatro 25 de Mayo . Fue seleccionado la propuesta de Bessone y Buffa por las ventajas que ofrecía:

1 - "Porque es menor la suma que como subsidio solicitan del gobierno.

2 - "Porque exhiben autorizaciones de empresarios teatrales de conocido responsabilidad en la capital de la República que aseguran la efectividad de un acto inaugural digno de la cultura de esta sociedad y del gran acontecimiento patriótico que debe celebrarse conmemorando el primer Centenario de la Revolución de Mayo .

La Legislatura otorgó un subsidio de treinta mil pesos a la Comisión ORGANIZADORA, lo que permitió contratar una importante compañía lírica: “La Ghiglione", con antecedentes de actuación en los teatros Colón y Opera de Buenos Aires .

El Teatro 25 de Mayo abrió sus puertas por primera vez la noche del 21 de mayo de 1.910, con la representación de "Rigoletto" de Verdi.

La tan ansiada función de gala del día 25, se inició con el canto del Himno Nacional interpretado por la compañía y la orquesta dirigida por el maestro Marrante , Concurrieron las principales familias, funcionarios y eclesiásticos. La ópera presentada fue "Aída" también de Giusseppe Verdi. De esta manera el Teatro comenzó su historia con lo más exclusivo de la lírica internacional, obteniendo excelente repercusión por parte de la sociedad santiagueño.

 Al finalizar la temporada inaugural del Teatro, se presentó en él, la compañía de Opereta "Cittá di Roma", contratado por los empresarios Buffa y Bessone .

Las representaciones teatrales eran obras clásicas interpretadas por compañías extranjeras, como por ejemplo, la compañía Lírica Española, dirigida por Luis Manzano, la compañía dramática Salvat-Olona y la compañía Mangiante-Buzchino .

Estas            representaciones eran bien  vistas por el público, en su gran mayoría miembros de las familias de mejores recursos económicos, que apreciaban este género teatral

APOYO POPULAR A GRUPOS AFICIONADOS

Una de las instituciones que más impulsó la actividad cultural en la sociedad santiagueña, fue la de las Damas Patricias  Habitualmente celebraban bailes en el teatro con motivo de las fiestas patrias o de acontecimientos sociales .

Los primeros grupos de teatro en Santiago surgieron por iniciativa de extranjeros. Así en 1.915, Jesús Osés, quien había sido actor en España pero hacia tiempo que estaba instalado en Santiago, junto al sr. Tomás Sánchez, cónsul de España, decidieron agruparse para representar zarzuelas y comedias. Debutaron en el Teatro 25 de Mayo presentando "Las tentaciones de Son Antonio"; "De Madrid a París"; "Chatot Margot"; "El rey que rabió" ; "Teniente Curá" y "Susto con susto" . Cada actuación tuvo una bueno acogido en el público . (1 3)

Los miembros de este grupo eran jóvenes de nuestra sociedad: Italia Retondo, Patrocinia Díaz, Enriqueta Mosca, Mariano Paz, Victoriano López, Manuel Algarro, Guillermo Renzi y Félix Matos Burela

Contemporáneo a este grupo surgió el organizado por el maestro Alfredo Grandi. Este había estudiado música en la Academia Filarmónico de Bologna y se trasladó con su familia a Santiago del Estero. El grupo, del que formaban parte sus hijos Paride, Colombo y Gino, asiduamente representaban operetas. Pusieron en escena "La viuda alegre", "La princesa de los dólares", "La geisha" y "El conde Luxemburgo". Uno vez incorporados al quehacer provinciano, el maestro Grandi armó un grupo de aficionados.

Siempre bajo la dirección de Grandi, presentaron "Cavallería rusticona", "Pagliacci" y "la traviata" . Este grupo tuvo continuidad y contó con el apoyo de la sociedad, ya que algunos de sus miembros eran de familias destacados como Nievela Taboada, Gilda Beltrán, Mariano Paz, Benjamín Anchézar, Mario Castiglione, Podemos observar entre ellos extranjeros e hijos de extranjeros.

La gente concurrió masivamente a esta representación ovacionando y acompañando al grupo . Las otras óperas que pusieron en escena fueron "Pagliacci" y "Cavallería rusticona".

Quizás para la sociedad del momento debió haber sido un sueño que Santiago del Estero contase con una compañía que interpretaba óperas, ya que lo común era contratarlos en Europa o en Buenos Aires. Las críticas publicados en el diario "El Liberal" elogiaban la interpretación de esas piezas líricas ,

DRAMATURGOS

Dentro de los escritores que se dedicaron a la producción teatral en esa década debemos mencionar a:

Marcos J. Figueroa, que formó un grupo vocacional de teatro, que representaba distintas obras - algunas de su autoría - como "Paso de tragedia", "La fuerza que impera" y "La mujer del borracho”.

Raúl Sosa, que escribió y dirigió el drama "Lucha entre deberes" –

Carlos Shoeffer Gallo, que alcanzó trascendencia nacional y escribió obras como "la novia del Zupay" y "La leyenda del Kakuy".

Tanto Marcos Figueroa como Carlos Schaeffer Gallo adquirieron popularidad con el paso del tiempo.

CONCLUSION

Santiago del Estero contó a partir de la construcción del Teatro, Conservatorio de Música y Sala de Bellas Artes, con un centro ideal donde se estimuló el sentir colectivo del pueblo.

Por ello, coincidimos con Ricardo Rojos al afirmar que “el teatro es una manera de arte que no tiene vida completa sin el aliento popular". La muestra fehaciente de ello la tenemos con la construcción. del Teatro 25 de Mayo, ya que fue el pueblo el que estimuló, desarrolló y participó en el arte dramático santiagueño.

Si el pueblo es quien impulsó los cambios culturales, fue este mismo pueblo el que se manifestó y vio reflejado su arte en el largo recorrido histórico de nuestro teatro.

Historia política del Rio Salado

 


Inundaciones

El Río Salado se desbordó porque desde hace tres siglos se postergan proyectos en torno a su canalización y navegabilidad. Porque el Congreso de la Nación y los gobiernos provinciales de Santa Fe y Santiago del Estero eligieron los intereses de las grandes empresas vinculadas a capitales extranjeros en lugar de impulsar las ideas regionales. Porque las dictaduras de la segunda mitad del siglo XX eliminaron partidas presupuestarias para las obras hidráulicas del norte argentino y de la propia provincia de Santa Fe. Y porque las administraciones santafesinas desoyeron las advertencias que a principios de los años noventa hicieron investigadores y geógrafos en estudios publicados en el mismo territorio. Una historia política del Río Salado, un recorrido por los proyectos olvidados que explica gran parte de la pesadilla en la que están sumergidos decenas de miles de personas. Semejante desprecio acumulado durante décadas debía tener una consecuencia trágica. Lo que no quiere decir que se trató de una tragedia o de un ataque terrorista como el que tiró las Torres Gemelas, figura aludida por el gobernador Carlos Reutemann. Y en forma paralela a las toneladas de alimentos y mercaderías que llegan desde todos los rincones de la Argentina hay un gesto único de parte de los pacientes de un Hospital Psiquiátrico de la comuna de Carlos Pellegrini, en el centro oeste provincial: los que supuestamente están locos decidieron enviar caramelos, útiles escolares y juguetes para los chicos santafesinos. Ellos están convencidos que esas cosas les harán bien a los pibes.

Belgrano, el Salado y la República Chica

El agua tiene historia.

Los cursos de los ríos están atravesados de intereses políticos y económicos.

Sobre ellos hay obras, promesas y postergaciones.

Y esa crónica puede explicar lo que después se presenta como “tragedia” o “catástrofe”.

A fines del siglo XVIII, Manuel Belgrano escribió sobre la necesidad de canalizar los ríos Bermejo y Salado. Lo volvió a hacer en 1808.

Como le sucedería con sus ideas políticas económicas de distribución de las riquezas tampoco fue tenido en cuenta por los distintos factores de poder que fueron haciéndose cargo de la República Chica. Así se llamaba a la Argentina hasta bien entrado el siglo XIX: República Chica.

Juan Larrea le contestó al inventor de la bandera que “si bien el proyecto será, a su debido tiempo de suma utilidad para los hombres y el comercio, sin embargo todo esto deberá realizarse en tiempos más tranquilos”.

Ni el Bermejo ni el Salado fueron canalizados.

Pero hay antecedentes aún más lejanos en el tiempo que hablan de la necesidad de humanizar al Salado.

En el año 1755 se hizo una expedición en bote entre Matará, Santiago del Estero, y Santa Fe con la idea de proponer algunos trabajos artificiales para asegurar la navegación por las aguas del Salado.

Tres siglos antes del desborde que asoló a los santafesinos a fines de abril de 2003 se proyectaban “trabajos artificiales” sobre el río.

En tiempos de la Constituyente

Pero fue “recién con el marino norteamericano Thomas Page, en el año 1855” cuando “se recorrió casi en toda su extensión este río, probando su navegabilidad. Esta expedición tuvo una importancia fundamental ya que fue el origen mismo de una serie de grandes proyectos para convertir el río Salado en la gran arteria fluvial de América”, escribió el investigador y periodista Raúl Dargoltz en su imprescindible trabajo “Hacha y quebracho. Santiago del Estero, el drama de una provincia”.

El 13 de julio de 1855 centenares de santafesinos despidieron al norteamericano desde el puerto. En el vapor “Yerba” iniciaba la navegación por el Salado.

Junto a él estaba el propio gobernador santafesino, Domingo Cullen y su familia, en una clara muestra de apoyo al proyecto.

El vapor llegó hasta el paraje Monte Aguará donde debieron seguir la navegación por botes debido a la bajante de las aguas.

 “Con gran sentimiento deshago el camino, pero con haber ascendido y demostrado la navegabilidad del río Salado hasta Monte Aguará hemos obtenido algo. Su carácter uniforme, curso firme y barrancas bien definidas; su creciente tal como lo indican marcas en los árboles; la pampa firme a través de la cual todo corre, todo induce a creer que es un río apropiado para la navegación hasta un punto superior al alcanzado. Su explotación completa es de importancia no sólo para la Confederación Argentina sino para todo el mundo comercial”, escribió Page el 26 de julio de 1855, dos años después de la jura de la Constitución Nacional en la propia ciudad de Santa Fe.

La idea era poner en comunicación con el océano Atlántico las mercaderías de Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy “cuyos productos hasta hoy han sido llevados al puerto de Rosario por carretas de bueyes, empleando diez meses para ir y volver, y los que ahora en botes pueden llegar al mismo puerto en quince días y volver cargados de mercaderías en veinticinco”, sostuvo Page.

Un amigo de Urquiza

El 14 de enero de 1856, la Casa Smith Hermanos firmó con la Confederación Argentina un contrato para establecer una compañía de Navegación a Vapor por el Salado. Debían transportar tanto a las personas como mercaderías. El gobierno, mientras tanto, cedería parcelas en las costas del río para colonizar la zona. Pero ese primer acuerdo se cayó porque la firma no realizó un viaje exploratorio que también estaba contenido entre las exigencias que marcaba la administración santafesina.

El 2 de junio de 1856, Esteban Rams y Ruper, ex proveedor del ejército de Justo José de Urquiza, ganó la nueva licitación para lograr la navegación del Salado.

El encargado de llevar adelante la expedición fue el baqueano Lino Belbey desde Matará, en Santiago del Estero, hasta Santa Fe.

El 28 de noviembre de aquel año, centenares de santafesinos recibieron a la falúa “General Urquiza” como si se trataran de héroes.

 “El Río Salado o Juramento es navegable en toda estación, desde Santa Fe hasta Sandía Paso, a cuarenta leguas de la ciudad de Santiago del Estero. La sola dificultad se encuentra en el estero de El Bracho, cuando el agua que se encuentra y esa desaparecerá con algunos trabajos, está muy baja...Desde diciembre hasta junio el río será navegable hasta Salta. Por medio de la navegación del Salado cuatro provincias van a mudar de aspecto transformándose completamente: Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán y el Chaco...Las provincias interiores se pondrán en comunicación rápida con el océano y el Paraná, beneficiando así las riquezas que duermen allí inexploradas, atrayendo brazos y capitales. En seguida la navegación del Salado vendrá la del Bermejo que establecerá nuevas relaciones con la extremidad septentrional de la República y la misma Bolivia, que tiene más interés en acercarse a nosotros que buscar una difícil travesía hasta el océano Pacífico”, remarcó el periódico entrerriano “El Nacional Argentino”, al comentar el viaje del empleado de Rams y Ruper.

El 26 de enero de 1857, una nueva expedición solventada por el empresario volvió a navegar por el Salado. Allí estaba, entre sus tripulantes, el ingeniero Rodolfo Blandovsky, contratado por el gobierno nacional para levantar un plano del río y recoger cualquier tipo de información sobre su cauce.

Se iniciaron las obras de limpieza del mencionado cauce con dos rastras compradas a tal efecto y en noviembre de 1858 Rams presentó al gobierno nacional un plan en el que marcaba la imprescindible necesidad de “encarar algunas obras de mejoramiento y encauzamiento del Salado”, sostuvo Dargoltz.

Santa Fe promulgó una ley que concedía a la empresa tierras para la colonización de las costas del Salado. Santiago del Estero, por su parte, cedería cien leguas cuadradas con el mismo objeto y la provincia de Salta comisionó al doctor Pablo Saravia para que procediera a construir un camino que uniera el Salado con el Bermejo desde Miraflores.

El 25 de diciembre de 1863 se inauguraron las obras de “Canalización, desmonte y limpieza del antiguo cauce del Río Salado”. Parecía que iba a cumplirse el deseo de Belgrano.

A fines de 1865, con el apoyo del gobernador santafesino Nicasio Oroño, Rams y Ruper inició un plan de colonización de las costas del río en el que se comprometía a establecer entre tres mil y cinco mil familias extranjeras. Pero el 17 de abril de 1867, Rams y Ruper murió.

 “Solo habían pasado escasos siete años de la muerte de Rams y Ruper y el proyecto de navegación del Salado moría irremediablemente. El “progreso” bajo las formas del ferrocarril ingresaba por territorios santiagueño. La suerte había sido echada de antemano por el capital inglés y sus aliados nativos al condenar a Santiago del Estero a ser la productora de los miles de kilómetros de durmientes para las vías férreas y los postes para los alambrados divisorios de las grandes estancias de la pampa húmeda, aprovechando sus interminables quebrachales”, concluyó Raúl Dargoltz.

El proyecto de canalización, navegación y colonización del Salado se moría como consecuencia de aquellos intereses.

Esa elección comenzaría a embarazar las aguas que a principios del tercer milenio hundiría a Santa Fe.

No se trató de una tragedia, sino de la consecuencia política de la desidia acumulada durante decenas de gobiernos provinciales y nacionales.

A fines del siglo XIX

La Argentina ya había ingresado en la llamada División Internacional del Trabajo. Tenía relaciones carnales con la potencia hegemónica del momento, el imperio inglés.

Dos compañías relacionadas con Gran Bretaña diseñaban el mapa del país dependiente: el Swift y La Forestal, tanto en la Patagonia como en el Litoral y en el Chaco.

En 1899, el ingeniero Jesús Fernández escribió en la revista del Centro Nacional de Ingenieros un estudio socioeconómico en relación a la canalización y navegación del Salado desde Icaño, Santiago del Estero, al sur y su alimentación por medio del río Dulce desde Estación Salavina.

Nadie le prestó atención.

También en 1899 los empresarios Dutilloy y Compañía se acercaron al parlamento argentino con la idea de concretar un canal navegable que partiendo desde un punto cualquiera de Santiago del Estero llegaría hasta el río Coronda en Santa Fe. Contó con el apoyo de la Inspección de Obras Hidráulicas de la Nación, pero tampoco fue tratado.

Alejandro Gancedo fue más lejos aún.

Cuando amanecía el siglo XX presentó un proyecto al Congreso de la Nación para concretar un canal navegable desde Santiago del Estero al río Paraná en un trayecto de más de 500 kilómetros.

No fue tenido en cuenta.

Desidias acumuladas

La deforestación, el cambio de clima, se sumaron para modificar el ciclo del Salado.

Los gobiernos democráticos del peronismo, desarrollismo y radicalismo incluyeron los estudios y las respectivas obras para volver a pensar en la canalización del río. Pero las dictaduras del 55 en adelante los olvidaron. Desde 1983 a la fecha, el Salado pasó al olvido.

Su cauce se incrementaba y sus cambios solamente fueron anotados por los ignotos hidrólogos y geógrafos que todavía susbsisten en la Argentina, la República Chica.

Ana del Carmen Yeannes, investigadora y profesora de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y Federico Daus, profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires y ex Presidente de la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, escribieron en 1991 que “la cuenca del Río Salado forma una banda deprimida en la que la marcada nivelación origina la existencia de áreas de desagüe incompleto que forman distritos de lagunas encadenadas como el de Mar Chiquita, que en el curso superior del río se dilata hasta la provincia de Santa Fe y el de Chascomús - Pilar, en el curso inferior. La nivelación general y la escasa altitud sobre el nivel del mar son responsables de grandes inundaciones episódicas invernales, a las que no ha remediado el extenso sistema de canales”.

También se ignoró esta advertencia.

En octubre de 1993 se presentó el tercer tomo de la llamada “Nueva Enciclopedia de la Provincia de Santa Fe”, publicada por “Ediciones Sudamericanas”.

En el capítulo dedicado a las inundaciones se afirma que “en los últimos años ha surgido la variante de las inundaciones pluviales en el noroeste de la provincia, obedeciendo a tres factores conjugados: cambios climáticos generadores de desequilibrios en el régimen de lluvias en la zona; ascenso de las capas freáticas; realización de obras de infraestructura (pavimentación de rutas con elevación del talud y escasas obras de arte) que dificultan y muchas veces impiden el escurrimiento de las aguas de lluvia. La consecuencia de la acción conjunta de estos tres factores es la inundación de vastas áreas del noroeste”.

Se calificaba al río Salado de “muy importante como factor de inundación en la ciudad de Santa Fe, en razón de que en épocas de creciente del Paraná, al encontrar taponada su descarga en el río Coronda se desparrama en bañados hacia el este y oeste, inundando áreas de ambas ciudades”, escribió Felipe Justo Cervera.

Diez años después de la publicación de aquella postal, todavía se escucha hablar de lo imprevisible del comportamiento del Salado.

Tercer milenio

El martes 29 de abril de 2003, Santa Fe, capital de la segunda provincia argentina resultó inundada como consecuencia del desborde de las aguas del Río Salado.

 “Desde el jueves pasado (por el 24 de abril) se advertí que una masa hídrica de enorme densidad avanzaba hacia la ciudad. Había tiempo suficiente para reforzar las defensas y hasta poner en marcha un programa de evacuaciones preventivas que habría evitado esta situación que viven los damnificados. No existen antecedentes de un fenómeno de esta magnitud desde 1914. En las últimas décadas desaparecieron los organismos que estudiaban el comportamiento del Río Salado por lo que hoy carecemos de elementos técnicos para hacer un estudio serio y lamentablemente, tengo que decir que casi tocamos de oído”, dijo Enrique Rodríguez, director del Centro de Información Meteorológica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral.

En su página en internet, el Instituto Nacional del Agua venía informando que desde diciembre el ritmo de lluvias hacía inestable el curso del Río Salado.

No se trató de una tragedia ni de un atentado terrorista.

Es una larga cadena de decisiones políticas que priorizaron otros proyectos en desmedro de aquellas ideas que aparecieron tres siglos atrás, a mediados del siglo XVIII, cuando ni siquiera existía el Virreynato del Río de la Plata.

Los chicos

Priscila Andino tenía un año y medio.

Murió en el hospital Cullen que lleva el mismo nombre de aquel gobernador que se subió junto a su familia a recorrer el Río Salado porque creía en la navegabilidad de sus aguas y en su necesaria canalización.

No soportó el frío que trajeron las aguas.

“Hay gente que perdió todo, hasta la vida: no tiene más nada. Hay familias destruidas, pero me preocupa muchísimo lo psicológico, los niños. Vamos a necesitar mucha ayuda”, dijo Carlos Reutemann.

Es una buena observación: reparar en los chicos.

Tan buena como inusual.
Habrá que preocuparse por las cabecitas y por los cuerpos de los pibes.
Pudo haber sido antes.

Pero está bien esa declaración de Reutemann.

Y hay otras personas que también comparten la urgencia de pensar en los chicos.

En forma paralela a las toneladas de alimentos y mercaderías que llegan desde todos los rincones de la Argentina, hay un gesto único de parte de los pacientes de un Hospital Psiquiátrico de la comuna de Carlos Pellegrini, en el centro oeste provincial: los que supuestamente están locos decidieron enviar caramelos, útiles escolares y juguetes para los chicos santafesinos. Ellos están convencidos que esas cosas les harán bien a los pibes.

Y tienen razón.

Ellos, los locos, tienen mucha razón.

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miércoles, 21 de mayo de 2025

A 108 años del Colegio Centenario

 


En el momento en que el Colegio Centenario abrió sus puertas, la Liga del Magisterio, estaba muy comprometida con campañas higiénicas en la ciudad, que tenían que ver en la difusión de normas para combatir las enfermedades endémicas, el alcohol y el juego en los barrios capitalinos. Participaba de eventos oficiales en sus desfiles y mantenía una sociedad de beneficencia para 400 niños de la ciudad capital. Una de las campañas más ambiciosas de la Liga, fue el comité del Pan en 1917, que buscó lograr con marchas que bajase el precio del citado producto, porque era inalcanzable para los sectores populares. Este tipo de docente fue el que formó parte del Colegio del Centenario en sus inicios.

Antenor Álvarez entre 1913 y 1916 creó 106 escuelas laicas, por lo que su política expansiva tenía el fin de educar al pueblo. Una tradición afincada en la Normal, Nacional y Biblioteca Sarmiento, por lo que muchos intelectuales apoyaron las ideas de Álvarez de crear escuelas en aquellos lugares donde las mismas provocarían cambios en la ciudadanía.

Alén Lascano sostiene que la creación del Colegio del Centenario, era parte de una táctica para erradicar el analfabetismo (1998: 235) de la provincia, objetivo que no se logró del todo, bajo los gobiernos conservadores. El modelo institucional fue la escuela Zorrilla, referente del magisterio positivista y centro de perfeccionamiento docente desde principios del siglo XX. 

Este colegio fue construido en el centenario de la revolución de Mayo y por lo tanto inaugurado el 25 del citado mes de 1916. Fue parte del proyecto positivista de Antenor Álvarez, para una provincia que sostuvo una política de crear escuelas públicas, dotándolas de lo necesario para su funcionamiento y ubicándolas en espacios de necesidad, como era el barrio Centenario, habitado por obreros y trabajadores del estado. 

La "educación pública" (Álvarez, 1916:8) fue prioridad para la provincia, por eso se embarco en construcciones monumentales como el Colegio citado. El vecindario del Centenario, con un alto porcentaje de niños y jóvenes adolescentes, pidió al gobierno provincial, una institución que favorezca la instrucción del citado barrio y este accedió, pues considero que a la juventud había que educarla, ofreciéndole los últimos conocimientos de la humanidad. El Colegio del Centenario era parte de una política estatal, que consistía en nutrir de personal docente capacitado a todas las escuelas de la provincia. El gobernador superviso en persona la construcción del edificio escolar, que debía tener gimnasios, gabinetes científicos, biblioteca, anfiteatro, sanitarios, patios parque y mucha iluminación, para poder contener grandes espacios arbolados. Fue el edificio más avanzado de la provincia, porque contaba con un gran número de aulas y estaba dotado con bibliografía actualizada sobre ciencias y literatura mundial.

Ángel Frías presidente del Consejo de Educación de la Provincia, fue otro de los artífices de la construcción del Colegio que historiamos. Quería una escuela que fuese especializada en Ciencias Positivas y Sociales, por ello doto a la entidad de docentes positivistas, que equivalía a que fuesen normalistas. Frías, como Álvarez, compartían la idea de que había que formar un plantel de docentes, con una formación científica muy sólida. Por ello en la entrada del Colegio hay símbolos científicos, pues los intelectuales que impulsaron la educación pública en Santiago del Estero en ese tiempo lo eran. Frías considera que siguen el camino de Absalón Rojas (Frías, 1916: 16), en el sentido de construir una escuela democrática y laica. Si analizamos el acta de inauguración del Colegio, observamos un numeroso público, formado por señoras, caballeros, docentes, políticos y funcionarios del gobierno. Entre los firmantes hay intelectuales de la Biblioteca Sarmiento, Colegio Nacional y Escuela Normal. Según los archivos del Colegio, se llamó Escuela Normal Provincial desde su fundación hasta 1917, y luego se la llamó Nicolás Avellaneda, y tuvo como primera directora a la señora Isolina Figueroa, discípula de Francisca Jacques, con lo cual su postura laica marcó toda su gestión. 

Bajo el gobierno de José Cabanillas, el Centenario comenzó a funcionar, debido a que recién en 1917 se realizó la conexión de luz, se autorizó la inscripción de alumnos. Más de 500 ingresaron en el establecimiento y debido al eco causado en los barrios aledaños, Cabanillas inauguró el Museo Arcaico que funcionó en el hall de la Escuela. Como el título que se ofrecía en el Colegio al egresar fue de maestro o maestra, tuvo un número de egresadas superior al de egresados, por lo que el alumnado femenino fue importante en aquellos años de inicio educativo. En 1917 Manuel Argañarás eligió el Colegio para lanzar la primera campaña ecológica de la provincia. En ese tiempo la Sociedad Forestal estaba talando los bosques santiagueños y comenzaron a alzarse las primeras voces en contra de la citada práctica destructiva de nuestros recursos naturales. 

Por: Daniel Guzmán. 

Fuente: El Liberal