En el momento en que el Colegio Centenario abrió sus puertas, la Liga del Magisterio, estaba muy comprometida con campañas higiénicas en la ciudad, que tenían que ver en la difusión de normas para combatir las enfermedades endémicas, el alcohol y el juego en los barrios capitalinos. Participaba de eventos oficiales en sus desfiles y mantenía una sociedad de beneficencia para 400 niños de la ciudad capital. Una de las campañas más ambiciosas de la Liga, fue el comité del Pan en 1917, que buscó lograr con marchas que bajase el precio del citado producto, porque era inalcanzable para los sectores populares. Este tipo de docente fue el que formó parte del Colegio del Centenario en sus inicios.
Antenor Álvarez entre 1913 y 1916 creó 106 escuelas laicas,
por lo que su política expansiva tenía el fin de educar al pueblo. Una
tradición afincada en la Normal, Nacional y Biblioteca Sarmiento, por lo que
muchos intelectuales apoyaron las ideas de Álvarez de crear escuelas en
aquellos lugares donde las mismas provocarían cambios en la ciudadanía.
Alén Lascano sostiene que la creación del Colegio del
Centenario, era parte de una táctica para erradicar el analfabetismo (1998:
235) de la provincia, objetivo que no se logró del todo, bajo los gobiernos
conservadores. El modelo institucional fue la escuela Zorrilla, referente del
magisterio positivista y centro de perfeccionamiento docente desde principios
del siglo XX.
Este colegio fue construido en el centenario de la revolución
de Mayo y por lo tanto inaugurado el 25 del citado mes de 1916. Fue parte del
proyecto positivista de Antenor Álvarez, para una provincia que sostuvo una
política de crear escuelas públicas, dotándolas de lo necesario para su
funcionamiento y ubicándolas en espacios de necesidad, como era el barrio
Centenario, habitado por obreros y trabajadores del estado.
La "educación pública" (Álvarez, 1916:8) fue
prioridad para la provincia, por eso se embarco en construcciones monumentales
como el Colegio citado. El vecindario del Centenario, con un alto porcentaje de
niños y jóvenes adolescentes, pidió al gobierno provincial, una institución que
favorezca la instrucción del citado barrio y este accedió, pues considero que a
la juventud había que educarla, ofreciéndole los últimos conocimientos de la
humanidad. El Colegio del Centenario era parte de una política estatal, que
consistía en nutrir de personal docente capacitado a todas las escuelas de la
provincia. El gobernador superviso en persona la construcción del edificio
escolar, que debía tener gimnasios, gabinetes científicos, biblioteca,
anfiteatro, sanitarios, patios parque y mucha iluminación, para poder contener
grandes espacios arbolados. Fue el edificio más avanzado de la provincia,
porque contaba con un gran número de aulas y estaba dotado con bibliografía
actualizada sobre ciencias y literatura mundial.
Ángel Frías presidente del Consejo de Educación de la
Provincia, fue otro de los artífices de la construcción del Colegio que
historiamos. Quería una escuela que fuese especializada en Ciencias Positivas y
Sociales, por ello doto a la entidad de docentes positivistas, que equivalía a
que fuesen normalistas. Frías, como Álvarez, compartían la idea de que había
que formar un plantel de docentes, con una formación científica muy sólida. Por
ello en la entrada del Colegio hay símbolos científicos, pues los intelectuales
que impulsaron la educación pública en Santiago del Estero en ese tiempo lo
eran. Frías considera que siguen el camino de Absalón Rojas (Frías, 1916: 16),
en el sentido de construir una escuela democrática y laica. Si analizamos el
acta de inauguración del Colegio, observamos un numeroso público, formado por
señoras, caballeros, docentes, políticos y funcionarios del gobierno. Entre los
firmantes hay intelectuales de la Biblioteca Sarmiento, Colegio Nacional y
Escuela Normal. Según los archivos del Colegio, se llamó Escuela Normal
Provincial desde su fundación hasta 1917, y luego se la llamó Nicolás
Avellaneda, y tuvo como primera directora a la señora Isolina Figueroa,
discípula de Francisca Jacques, con lo cual su postura laica marcó toda su
gestión.
Bajo el gobierno de José Cabanillas, el Centenario comenzó a
funcionar, debido a que recién en 1917 se realizó la conexión de luz, se
autorizó la inscripción de alumnos. Más de 500 ingresaron en el establecimiento
y debido al eco causado en los barrios aledaños, Cabanillas inauguró el Museo
Arcaico que funcionó en el hall de la Escuela. Como el título que se ofrecía en
el Colegio al egresar fue de maestro o maestra, tuvo un número de egresadas
superior al de egresados, por lo que el alumnado femenino fue importante en
aquellos años de inicio educativo. En 1917 Manuel Argañarás eligió el Colegio
para lanzar la primera campaña ecológica de la provincia. En ese tiempo la
Sociedad Forestal estaba talando los bosques santiagueños y comenzaron a
alzarse las primeras voces en contra de la citada práctica destructiva de
nuestros recursos naturales.
Por: Daniel Guzmán.
Fuente: El Liberal
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