domingo, 30 de noviembre de 2025

El Mate: Un Rito Que Teje Historias y Desafía Mitos

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Imaginá el sonido del agua caliente al mojar la yerba, el calor del mate en las manos en una mañana fría, las risas que se tejen alrededor de una ronda. En cada cebada, late una historia que nos atraviesa. Hoy, 30 de noviembre, celebramos esa compañía fiel que nos une, nos nutre y guarda secretos que van más allá de lo que creemos.

 


Hay algo mágico en ese ritual que se repite en cocinas, plazas, oficinas y patios. Ese sonido del agua al caer sobre la yerba, el perfume herbal que se esparce, las manos que se extienden para recibir la calabaza. No es solo una infusión: es un abrazo en forma de bebida, un testigo de nuestros días. Y hoy, su día, nos invita a recordar de dónde viene, por qué se quedó con nosotros y qué verdades esconde detrás de su espuma.

¿Por qué el 30 de noviembre? La fecha no cayó del cielo. Tiene rostro y nombre: Andrés Guacurarí y Artigas, “Andresito”, un hombre de pueblo, caudillo y soñador, que nació un día como hoy en 1778. Él no solo peleó por la libertad de estas tierras; también abrazó la yerba mate como bandera, impulsando su cultivo y su comercio cuando la patria se estaba gestando entre fogones y luchas.

Pero si escarbamos un poco más, la historia del mate se hunde en la tierra roja y las selvas guaraníes. Para ellos, la yerba era sagrada, un regalo de los dioses que unía a la comunidad, que se compartía en ceremonias y hasta servía como moneda. Imaginate esos primeros mates, compartidos bajo árboles inmensos, con un cielo estrellado de fondo… Esa esencia de encuentro nunca se perdió.

El historiador Miguel Ángel De Marco lo dice con emoción: el mate es el único rito que sobrevivió intacto desde la época de la Independencia. Mientras el mundo cambiaba a toda velocidad, él siguió ahí, pasando de mano en mano, escuchando confesiones, animando silencios, acompañando sueños. Es como un hilo dorado que nos une a aquellos que, hace más de 200 años, también calentaron la pava para seguir creyendo.

Pero alrededor de algo tan querido, también nacen mitos. ¿Qué es cierto y qué no? Vamos a despejar dudas, pero sin fríos datos, con la calidez de quienes lo viven día a día:

* “El mate es solo compañía, no alimenta” → Mentira. La nutricionista Valeria Cerquetti nos cuenta que es como ese amigo que, sin hacer alarde, siempre aporta: tiene vitaminas, minerales y hasta cuida el corazón.

* “Sirve para adelgazar” → Ojalá, pero no. Aunque si lo tomás amargo, puede ser un aliado en una alimentación consciente.

* “Reemplaza el agua” → ¡Cuidado! Tomar mate es rico, pero no hidrata como el agua. Hacé lugar a ambos en tu día.

* “No lo tomes de noche” → Podés, no te quita el sueño. Aunque cada cuerpo es un mundo… Si a vos te desvela, mejor dale paso al tilo.

* “Da celulitis” → No, eso viene por otros caminos: la vida sedentaria, los genes, los hábitos.

* “Se puede tomar litros y litros” → Mejor no. Como todo en la vida, el exceso no es bueno. Escuchá a tu cuerpo.

* “Ayuda a ir al baño” → Sí, es verdad. Un efecto que más de uno agradece en silencio.

* “Es mejor amargo” → Sí, y tu cuerpo te lo va a agradecer. Si no te gusta tanto, probá con stevia, que es suave y natural.

* “Puede caer pesado” → En algunas personas, sí. Si sentís acidez, date un descanso. El mate no se enoja.

Estas preguntas, estos mitos, muestran cuánto nos importa. Porque el mate no es solo una infusión: es el cómplice de las charlas hasta tarde, el que nos espera en la mesa de estudio, el que nos recibe cuando llegamos cansados. Es memoria viva en cada sorbo.

Cierre reflexivo:

En un país que a veces mira hacia adelante sin voltear a ver de dónde viene, el mate sigue ahí, quieto y firme, recordándonos quiénes somos. No hace falta que hable: con su presencia basta. En su ronda caben historias de lucha, de amistades, de pueblos originarios, de revoluciones… y de nosotros, hoy, compartiendo lo que somos.

Porque el mate, al final, es eso: un puente. Un gesto que nos hermana. Una excusa para encontrarnos, para preguntar “¿hacemos unos mates?”, y saber que, en esa pregunta, ya estamos diciendo mucho más.

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