No quedan dudas sobre el origen de las fértiles tierras y las
profundas raíces religiosas de las comunidades de Maco, Maquito, la Vuelta de
la Barranca y San Pedro, cuyo origen de estancia jesuítica tiene numerosas
referencias en los libros clásicos de la historia santiagueña. Pero de El
Zanjón tenemos muchas preguntas, muchos mitos instalados y pocos esfuerzos por
reunir evidencias para empezar a proponer algunas afirmaciones que abran el
debate sobre sus orígenes, sus etapas constitutivas como sociedad y de los
acontecimientos que le dan orgullo a sus vecinos actuales e interesan a los
visitantes de un turismo rural en crecimiento.
Siglo XVIII: la estancia jesuítica de El Palomar
La mención más antigua a la que he accedido y que obra por
ahora como una hipótesis, tiene que ver más con un antecedente dominial que
comunitario. La trascripción que Orestes Di Lullo realiza en su Reducciones y
Fortines (1949) de las actas labradas por los miembros de la Real Junta
Municipal de Temporalidades y la escritura de venta dos estancias a Pedro Carol
por parte de ese mismo ente el dia 23 de noviembre de 1774, nos da información
muy precisa sobre estas antiguas propiedades. Dicha Junta de las Temporalidades
había sido creada con fines de ordenar y liquidar el patrimonio de la Compañía
de Jesús, congregación expulsada de los territorios gobernados por la corona
española en 1767.
En primer lugar, en ese documento se describe la estancia de
Maco, con las edificaciones y equipamientos que contaba la misma, situándola
entre la propiedad de Los Flores al norte y el pueblo de indios de Tontola que
suponemos en esta primera instancia que habría estado ubicado en el actual
emplazamiento de la localidad de San Pedro, del departamento capital de
Santiago del Estero. Como linde oriental menciona las costas del rio Dulce y al
oeste campos y montes despoblados. La dimensión de este inmueble es de dos
leguas cuadradas, unos diez kilómetros de superficie aproximadamente.
A continuación y dentro del mismo documento de venta,
menciona otra estancia denominada El Palomar, de similares dimensiones y la
señala como vecina de campos y montes despoblados a excepción del lado
oriental: "por la parte del naciente lindan con montes que pasan a la otra
estansuela de Maco" .
El precio de venta para la estancia de El Palomar será de
cinco pesos de plata por legua y aclara que son campos y montes sin agua, lo que
la diferencia de la anterior propiedad, de abundantes recursos naturales e
instalaciones productivas.
Dimensiones probables
de la antigua estancia Jesuítica de Maco
De aquí en adelante le perdemos el rastro a estos
territorios, en los que tampoco se ha tenido novedad de hallazgos o sitios
arqueológicos prehispánicos. Muy probablemente eso se haya debido a la falta de
un curso de agua permanente como el del rio Dulce, donde se afincaron los
pueblos de indios destacados por Andres Figueroa en las Revistas del Archivo ,
y por Maria Cecilia Rossi en sus estudios sobre mercedes y encomiendas durante
la ocupación colonial y el siglo XIX.
El Gran Zanjón.
¿Qué factores devuelven importancia a esta región descripta
como despoblada y sin agua? ¿Qué grado de significación tienen los zanjones
para ser su apelativo el elegido para nominar la localidad, la comunidad y la
identidad en el escenario simbólico de los pueblos?
Es buceando textos e informes que volvemos a dar con esta
porción de Santiago del Estero. Y lo hacemos en la Memorias descriptivas de
Alejandro Gancedo publicadas en 1885 con fines publicitarios y dirigidas entre
otros destinatarios a los visitantes de las ferias internacionales de Paris que
en esos años eran la vidriera para invitar a inversores europeos a desarrollar
negocios en las provincias argentinas.
Expresa en sus descripciones y cuadros llenos de valiosa
información que el empresario Jaime Vieyra es titular de una acequia en el
departamento Capital con 15 kilómetros de extensión y que fue abierta antes de
1860. Probablemente sea este el antecedente más antiguo de la existencia de un
mítico "Zanjón".
Extraído de la página 76 de las Memorias descriptivas de
Alejandro Gancedo
El mismo autor trascribe un informe enviado por Jaime Vieyra
ad hoc, en el que el empresario narra los pasos de su instalación en los
antiguos terrenos de la estancia de El Palomar con un ingenio azucarero que
probablemente sea el antecedente de haber convocado a un centenar de obreros.
En primera instancia Vieyra afirma haber comprado la propiedad de El Zanjón en
el año 1879, y que consta de dos leguas de campo, con represas y ranchos. A continuación,
informa que ha vendido numerosas parcelas y hace una argumentación de lo
conveniente de adquirir terrenos allí por la rápida escalada de precios de
leguas y cuadras de tierra, y la oportunidad de producir caña para abastecer
los trapiches de su ingenio. En medio de sus argumentos menciona la estancia de
Maco y a su propietario Lucio Herrera, con una extensión de dos leguas
cuadradas, similar a la de 1773 durante la liquidación de bienes de los
jesuitas.
Para comprender la factibilidad de trazar zanjones y canales
por estos territorios puede leerse también la obra del ingeniero Carlos
Michaud, Los regadíos en Santiago del Estero, interesante estudio con
didácticos esquemas y mapeos de los canales cavados hasta 1942, fecha de la
publicación. Sobre la traza de ese histórico zanjon hay relatos comunitarios
que lo situan a la vera de la actual Avenida Leopoldo Lugones prolongación y en
algunos tramos se puede observar, a la par del canal revestido, elevaciones de
terreno compatibles con un antiguo zanjon, claro que mayores definiciones sobre
esa instalación de riego serán aportadas por nuevos trabajos con documentos y
eventualmente con estudios arqueológicos sobre esos terrenos.
El ingenio
Creo que esta fundación del ingenio Nueva Esperanza desde
1879 y la dinamización del mercado de tierras por la oportunidad que genera la
demanda de cañas en los ingenios azucareros, son los motores de la llegada de
numerosas familias de obreros y agricultores. Son estos trabajadores y pequeños
propietarios los que iniciaran la tradición de cultivos, pequeñas granjas de
ganado menor, viñedos y bodegas, tambos y cremerías. Son estos actores rurales
los primeros que sienten pertenencia y orgullo de vivir junto al gran zanjón y
a las acequias que distribuían el recurso primordial de la vida y de la
economía agroindustrial azucarera. Las descripciones de Jaime Vieyra en 1881 de
las instalaciones de molienda de cañas y los talleres accesorios de herrería,
carpintería, trasporte y labranza, todos movidos con animales de tiro, son un
indicador de la cantidad de obreros que demandan las tareas en esas tierras, y
el consecuente crecimiento demográfico de la localidad, ahora polo de atracción
por la abundancia de agua de riego.
La estación Zanjón.
Posterior al establecimiento del ingenio vendrá la
instalación del empalme ferroviario desde la estación de Frías a la capital de
Santiago del Estero. En 1884 se terminó de construir este ramal de trocha
angosta que comenzaba en Frías y llegaba a Santiago del Estero dentro de un
tendido mayor de la empresa Central Córdoba, desde la provincia homónima a San
Miguel de Tucumán. En este ramal se fueron fundando ciudades-estaciones como la
de Choya, Laprida, Loreto, Nueva Francia, Simbol, Árraga y la de Estación
Zanjón. Esta línea, diseñada para transportar los cultivos, el azúcar de los
ingenios, y los vinos entre otros productos industrializados, sirvió también
como portal de ingreso de muchos inmigrantes, los cuales se vincularon a la
sociedad tradicional y a su cultura.
La Villa Zanjón, última
etapa de poblamiento
Con la actividad azucarera en decadencia, los lotes que antes
proveían la caña trasforman lentamente sus economías. Así se fueron formando
quintas y granjas con cultivos y producciones ya incluidas en sus calendarios,
pero como actividad secundaria. Esta etapa de viñedos, bodegas, tambos y
cremerías, establecimientos de chacinados y conservas de todo tipo, cuyas
tradiciones llegan hasta nuestros días. También el establecimiento de
colectividades e instituciones mutualistas y cooperativas donde tuvieron mucha
participación los descendientes europeos de origen polaco, italiano, español y francés
entre otros.
El paso del tren unió proyectos, sueños, y grupos
heterogéneos en un plan de progreso sin precedentes. Las vías del tren
atrajeron a muchas familias con sus oportunidades. Familias de los pueblos
antiguos del camino real, trabajadores del ferrocarril que se fueron enamorando
de Santiago y quedaron a trabajar la tierra, en su mayoría con las producciones
de caña primero, pero luego se dedicaron a todo lo que el nuevo mercado les
demandara. Paulatinamente, el negocio azucarero sería cooptado por la acción
política y empresarial del mercado tucumano, pero El Zanjón se reconvertía con
el empuje de sus hombres y mujeres, procesando la vid, las carnes de cerdo, los
subproductos de la leche y luego todos los frutos de la tierra, y esa oferta comienzan
a orientarse al nuevo eje de desarrollo que será la ruta nacional 9 y a la
ciudad capital de Santiago del Estero.
Estas experiencias, sostenidas en su mayoría por familias
fueron cimentando un estilo y un prestigio que trasciende hasta nuestros días.
Esa madurez comunitaria permitió el afianzamiento de instituciones
cooperativas, religiosas y culturales, que respaldaron el desarrollo económico
que por sí solo no basta para mantener unidas a las personas bajo una misma
denominación e identidad.
Esa tradición productiva, su paisaje de canales y acequias,
sus arboledas frondosas, sus corrales y sembradíos definirían también la
instalación de una de las instituciones más antiguas de la Universidad Nacional
en Santiago, la escuela de agricultura, que además de impactar favorablemente
en el desarrollo de la producción rural de toda la provincia, sería un factor
de modernización y desarrollo para la propia localidad de El Zanjón. También
este fue el primer paso de una larga sucesión de instalaciones de institutos,
facultades, escuelas y laboratorios universitarios que hoy prestigian el
paisaje con importantes edificios y le aportan culturalmente con una comunidad
de jóvenes de todos los pueblos del interior santiagueño, de América y de
Europa que cursan sus carreras, van y vienen en los colectivos y hacen sus
compras a productores y comerciantes locales.
Este Zanjón del siglo XXI desafía a los vecinos y a sus
instituciones a re pensarse como comunidad, como mercado y como espacio
político, poniendo en valor todo lo que forjaron los pioneros, pero sosteniendo
con esos valores nuevos sentidos y nuevos sueños por alcanzar.
Transcripción de carta
enviada por Jayme Vieyra a Alejandro Gancedo
Gancedo, Alejandro, Memoria descriptiva de la provincia de
Santiago del Estero, Buenos Aires, Stiller y Laass, 1885.
Noviembre de 1881
Señor Don Alejandro
Gancedo.
Muy estimado amigo y
pariente:
Con el mayor placer voy
a darle los datos referentes a mi Establecimiento, que ud se ha servido
pedirme.
La obra que Ud. se
propone escribir, será de grande utilidad para la provincia y no dudo que
escrita con el talento y contracción que le es característico, será premiada en
la Exposición, y por los santiagueños con la gratitud y el cariño de que ahora
se va a hacer más merecedor.
Los progresos de esta Provincia, como Ud. sabe bien, son fenomenales bajo dos puntos de vista: 1º porque parece increíble que hayan podido pasar tantos años sin que nadie se le hubiera ocurrido que la caña y el tabaco produjeran tan bien o mejor que en Tucumán; es fuera de duda también que ha pesado sobre este pueblo una gran maldición que lo ha tenido aplastado, diré así, por el yugo de la tiranía más atroz, y esto, como es natural, ha hecho retardar su progreso.
Es fenomenal también la
manera rápida con que progresa y basta dar un solo dato para demostrar que no
hay ejemplo en el mundo de un crecimiento tal en tan corto tiempo.
Basta decir que los
terrenos de la zona cañera a dos o tres leguas de la ciudad, que hace un año
valían mil patacones la legua, valen o se venden hoy a razón de veinte y cinco
y treinta pesos cuadra, que hace 90 o cien mil patacones la legua. Han
centuplicado su valor.
Y para demostrarle esto
voy a darle datos ciertos: el año pasado el señor don lucio Herrera ofrecía
toda su estancia de MACO compuesta por dos leguas, por la suma de dos mil
quinientos patacones y hoy ha vendido varios lotes de terreno para ingenios de
azúcar a $25, 30 y $35 ftes de cuadra.
En la Banda el terreno
de Gringo Huasi fue comprado por el sr Paz en 1.200 chirolas 6 sean setecientos
patacones, una extensión de tres leguas; cuatro mesas después, vendió a los
señores Silva por doce mil patacones y hoy estos no lo darían por cien
mil.
Hace dos años compre yo
el Zanjon, que consta de dos leguas de campo con represas, ranchos etc., por
diez mil patacones; tres meses después vendí varios lotes de terrenos a los
fondos y de lo peor a 25 y 30 bolivianos la cuadra, y hoy tengo oferta por
algunos lotes inmediatos a mi ingenio de cien patacones la cuadra, y lo más
inferior podría vender a 20 y 30 fuertes cuadra.
Y es de advertir que
hay cientos de leguas susceptibles de riego y apropiados para el cultivo de la
caña y el tabaco, pero parce que los compradores de terrenos, o mejor dicho,
los agricultores son apegados a la ciudad, pues no han querido alejarse de esta
para sus operaciones.
Pero esto no quiere
decir que la propiedad de distante de la ciudad no haya tomado valor, pues no
hace dos meses que nos ha sorprendido la venta que ha hecho el señor Canepa, en
Buenos Aires, de cien leguas de campo en el Chaco u aun entre el dominio de los
salvajes, a 1.600 pesos fuertes legua, lo que ayer se ofrecía a 100 fuertes.
Esto demuestra la
confianza que hay en la riqueza de este pedazo de tierra que ha estado olvidado
tanto tiempo y que sus hijos jamás se acordaban del trabajo, a causa de la
educación holgazana que les daban los que subyugaban, a fin de conservarlos por
más tiempo en la barbarie y la indigencia.
El santiagueño es el
peón más sufrido y más trabajador que se conoce en la Republica: para el hacha
y la pacha es sin igual, su ración se reduce a un puñado de maíz y una tumba de
carne; con esta muy satisfecho; es humilde y cree que su patrón tiene derecho a
hacer de él lo que quiera; aun el castigo acepta con resignación.
Tiene una condición en
que muestra su honradez: después que ha trabajado tres o cuatro meses pide
licencia para ir a su rancho, que es generalmente el punto donde ha nacido,
pide un mes de salario adelantado y con eso se cree tan ligado a su patrón que
aunque le ofrezcan otros, diez veces más el sueldo, no deja de volver a servir
y pagar con su trabajo lo que ha recibido adelantado.
El establecimiento que
estoy formado desde hace dos años cuenta actualmente con ochenta cuadras de
cala y el año entrante pienso aumentar hasta el número de ciento veinte y
cinco.
Las maquinarias que han
llegado ya al Rosario serán colocadas en el centro del cuadro que forma el
cerco de la caña, para de esa manera facilitar el acarreo de esta.
Tiene capacidad para
moler trescientas cuadras en cien días que es el tiempo de cosecha, o sea 1200
arrobas de azúcar en veinte y cuatro horas.
El edificio donde debe
colocarse consta de tres salones que han sido edificados sólidamente y todo en
cal a fin de que no puedan sufrir conmoción con la marcha de la maquinaria; el
primero salón es de setenta y cinco metros de largo por doce de ancho y 7 1/2
de altura, el 2 es de sesenta y cuatro `por doce, y el 3 de quince metros por
diez de ancho.
Contiguos a estos
tenemos un buen aserradero con el que se prepara actualmente el maderamen para
los edificios de las máquinas y asientos de estas, consta de tres sierras sin
fin, una circular, un torno, y una máquina de taladrar; todo puede funcionar a
un mismo tiempo, pues contamos con un motor de 25 caballos efectivos de fuerza.
Este es un galpón de
diez y ocho varas de ancho por treinta de largo, y al lado de este se encuentra
otro galpón de nueve varas de ancho por doce de largo, donde se halla el taller
de herrería que consta de dos grandes fraguas y dos pequeñas, con todas las
herramientas necesarias para toda clase de trabajador.
Contiguas a estas hay habitaciones
para los trabajadores donde pueden hospedarse de 25 a 30 personas.
El Establecimiento
cuenta actualmente con cien bueyes para el trabajo, doscientas mulas, veinte y
tres carros y cinco carretas.
El cultivo de la caña
lo hacemos con arados y con un solo buey a fin de no lastimar la planta, este
es un sistema nuestro inventado por nosotros y del cual reclamamos la
paternidad.
Tenemos doce a quince
cuadradas de alfalfa y mantenemos todos nuestros animales de servicio que no
bajan de cien con alfalfa cortada, de esta manera se conservan más los
alfalfares y con un número pequeño de cuadras se puede mantener muy bien tan
crecido número de animales.
Tenemos además potreros
de campo, uno de ellos consta de una legua cuadrada y varios otros pequeños.
Damos riego con dos
acequias que han costado, una, diez mil pesos chirolas y otra tres mil, y
pueden regarse hasta quinientas cuadras de terreno en abundancia.
Hemos trabajado además
una casa de familia con ocho piezas cómodas, al lado de esta se encuentra una
gran represa de cuatro cuadras de largo por una de ancho, forma un lago
precioso en el que se puede navegar y podemos tenerlo siempre lleno de agua que
damos con las acequias.
Estamos formando
contiguo un pequeño parque que por un ahora nos proporciona buenas verduras,
papas y todas clases de4 leguminosas; allí también podemos hacer todos los
ensayos de plantaciones y aclimatamos plantas de varios climas a fin de
estudiar prolijamente los productos más importante.
Hemos vendidos terrenos
en lotes de hasta cien cuadras, todos ellos rodeando nuestro cerco de caña y
hay individuos que tienen ya veinte cuadras de caña; esto será siempre para
nuestra maquinaria, porque la proximidad que están de ella hará que no les haga
cuenta llevarla a vender a otro punto, aun por un centavo menos en arroba.
Este año que es el
primero vamos a moler, podremos comprar sesenta cuadras de caña y el año
entrante no dudados que sobrepasara nuestras necesidades, y que se hará
necesaria otra maquinaria.
Tucumán ofrece por
ahora mayores ventajas de plantación de caña y para los transportes de la
azúcar, pero aquí hay a pesar de todo más conveniencia en la formación de un
establecimiento.
Allí no hay necesidad
de desmontes que tenemos aquí y el ferrocarril facilita y abarata enormemente
los fletes para la exportación de azúcar y el transporte de maquinarias; pero
si aquí se construye el ramal del ferrocarril del norte, será aún más ventajoso
que en Tucumán, sobre todo para nuestro Establecimiento, pues está trazada la
línea a cuatro cuadras de nuestras maquinas, a donde podremos construir un
cambio de vía y cargar nuestros productos desde nuestras centrifugas.
Ofrece Santiago una
gran ventaja sobre Tucumán en los brazos; un peón cuesta aquí nueve pesos
mensuales chirolas y allí se paga actualmente hasta veinte pesos y como es
considerable el número de brazos que un establecimiento ocupa, esta diferencia
se hace notable; además de la escases de brazos en Tucumán este año ha
contribuido en gran parte a la perdida que han tenido en las cosechas.
Aquí pasaran muchos
años sin que esta escasez se haga notar, pues la peonada que antes emigraba a
buscar trabajo allí y en otras provincias, ahora no tiene necesidad de salir
porque lo encuentra aquí mismo, además el miedo al chucho en Tucumán hace que
por más sueldo que les ofrezcan no quieran ir, y esto mismo hará que la
emigración extranjera venga con preferencia a esta Provincia, aunque no tuviera
las ventajas que ofrece Tucumán con el mayor salario.
Perdóneme que no pueda
ser más extenso, porque siempre considero corto el tiempo que dispongo para mis
ocupaciones.
Lo saluda affte. S. S y
amigo JAIME VIEYRA.
Por Alejandro Yocca Licenciado en Historia –Director de
Patrimonio Cultural.
Fuente: El Liberal
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