El villancico musical fue cultivado por los compositores del siglo XV y XVI, encontrándolos en libros de cifras de los vihuelistas más reconocidos de la época.
Son cantados el 24 de diciembre.
El pesebre es la más bella representación litúrgica popular.
Con el pesebre de navidad la sala cobraba inusitada animación. Las mozas
celebraban reuniones preparatorias discutiendo detalles de la ceremonia del
nacimiento. A las tardes se hace la novena, donde la dueña de casa reza el
viaje de la sagrada familia.
Todo es movimiento y jovialidad en la casona de la estancia.
Mientras alguien trabaja en el bastón de San José, el resto construye la choza
donde nacerá Jesús.
El músico destacado del lugar ensaya cánticos sagrados
acompañando con arpas, violín o guitarra. A la noche, canta el coro su
arrepentimiento.
“Me pesa Señor
De haberos ofendido”
La choza del pesebre ya está lista, preparada las figuras de
papel, estrellas, cometas; losa melones y sandias para aromar el ambiente.
A la mañana siguiente todos son preparativos: los cirios en
gajos de Ulúa y Cardón, los mozos y las criadas se dedican a la comida.
Al caer la tarde llega la gente, todo está preparado y
prolijo. El arpista marca el comienzo con su música y comienza el baile.
Más tarde los estruendos son arrojados a los pies de los
bailarines.
El segundo canto del gallo anuncia la hora solemne, callo la
música y el baile. La madrina levanta al niño con su pañuelo, lo muestra a
todos para adorarlo. Se elevan los cánticos del coro de niños.
Continúa el baile y termina la fiesta rogando a Jesús por
todos los que asistieron al nacimiento.
* El folclore de Santiago del estero - Orestes Di Lullo
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