En el año 1933 el mago británico David Tobias Bamberg más conocido como “Fu- manchu” llego a Santiago del Estero.
Con una extensa trayectoria internacional su presencia genero
una gran expectativa. Las calles de la ciudad se llenaron de gente que se
reunía para ver caminar al enigmático mago, quien solo en algunas ocasiones accedía
a los reiterados pedidos de autógrafos.
Niñas y Niños con
capas y varitas mágicas hechizaron las calles por esos días, otros más grandes
con sobreritos y túnicas achinaban sus ojos para imitar el toque oriental del
personaje.
Fu-manchu con apenas 5 años de edad había elegido al
mismísimo Harry Houddini como asistente en uno de sus primeros trucos en la
Sociedad Estadounidense de Magos.
Su estadía fue breve, pero generó un gran alboroto, su
exitoso espectáculo “Bazar de Magia” tuvo lugar en el teatro 25 de mayo con
localidades agotadas.
Sobre el final de aquella histórica función cuando ya toda la
artillería de magia y fantasía parecía exhibida, el conocido mago tuvo la
osadía de desafiar al público santiagueño manifestando sobre el escenario que
para él “no había imposibles y que cualquier desafío que se le proponga sería
capaz de sortearlo exitosamente” ante tal acto de arrojo sobrevino un profundo
silencio en el público que fue interrumpido por el Sr. Antonio Divi, quien
levantando su mano se puso de pie para proponer al mago que identifique una
extraña serpiente que se encontraba al acecho en el interior de una de las
vidrieras de la zapatería más importante de la ciudad.
El inesperado desafío dejo atónitos a los presentes, pero no
a Fu-Manchu quien no dudo un minuto en solicitar a sus asistentes que le
vendaran los ojos para salir en búsqueda del peligroso reptil. Escoltado por la
policía que daba fe pública al desafío y seguido por una interminable marea de
gente, el mago salió de coliseo y echo andar por la ciudad a paso firme, avanzo
lentamente por calle Avellaneda como si las estrellas de la noche fueran
dictándole las coordenadas de destino. Los caballos de los coches de plaza se
detenían y relinchaban ante su paso. En calle independencia un curioso vendedor
de diarios detuvo su marcha y comenzó aplaudir al mentalista que derrochaba
concentración.
Sin titubeos Fu- Manchu llego a la esquina de Avellaneda y 24
de septiembre y al grito de ¡abracadabra! abrió la zapateria Ideal, al ingresar
al salón principal, fue directo a una de las vidrieras derribando algunos
zapatos a su paso y selecciono uno en particular. Antonio Divi recibió el
calzado y extrajo despaciosamente del interior una lata de COBRA la crema para
lustrar los zapatos.
Se desato una gran ovación para el implacable mago. Todo el
truco quedo inmortalizado en la foto que acompaña el texto, aun hoy es un
misterio quién disparo aquel flash, lo que sí puedo aseverar es que esa noche
el centro de la ciudad tuvo el encantamiento de la magia y el humor gracias a
un zapato Ideal.
Sebastian Barrionuevo Sapunar.
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