Se abre el telón. Aparece un hombre de tez morena y alpargatas de yute. Era 17 de marzo de 1921, y fuera del teatro Politeama (Corrientes y Paraná) el clima cálido hizo amena la concurrencia. Se recibía por primera vez en Buenos Aires la música nativa. Algunas crónicas de la noche cuentan que parte del público abandonó el teatro espantado y hasta una mujer de tapado de piel dijo “arte bárbaro”. El que comandaba esa delegación estaba acostumbrado, que no es lo mismo que rendido. En 1911 le había sido negado el Teatro 25 de Mayo de su provincia de Santiago del Estero por considerar que su compañía era "arte menor", y debía estar en los circos.
Mientras tanto, el periodista Ricardo Rojas, al igual que
otros intelectuales de su generación, habían ido a ver el espectáculo y en el
caso de Rojas, a cubrir para el Diario La Nación. Sus ojos se humedecieron,
como la mitad de la sala que aplaudió casi cinco minutos a esos hombres y
mujeres representando la cultura provinciana. Al otro día el diario titulaba
“Un trozo de la vida del interior trasplantada a la ciudad cosmopolita”. Hoy se
cumplen 60 años de la muerte de Andrés Chazarreta y 99 años del arribo de la
música de raíz a la gran urbe. El músico y maestro santiagueño no solo es
considerado “el padre del folklore moderno” sino que debió lidiar con una elite
espantada por el reflejo de lo que sucedía fuera de la fina Bs As. En su
compañía estaban los primeros embajadores de los patios de tierra, entre ellos
un entusiasta joven que hasta dos días antes de partir recordaría “No se me va
el entusiasmo de aquel día” Se llamaba Vitillo Abalos, tenía 12 años y debutaba
en la raíz del siglo pasado como bailarín junto a Chazarreta,
Hoy sus bisnietos, Los Chaza - Oficial y el Pato Molina
Chazarreta, recuerdan que a pesar de todos los obstáculos fue un éxito aquella
presentación. El artículo de Rojas ayudó, pero más ayudó el tezón y el orgullo
de Don Andrés por esas “artes olvidadas”. De la gente que se levantó y se fue
nadie.
Fuente: Tarea Fina OPM
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