Embelesado por ese sabor que le transmitió la chacarera rasgueada y entonada por LOS HERMANOS DÍAZ, ATAHUALPA YUPANQUI, supo entablar un entrañable lazo de amistad con varios amantes de la música criolla en estas tierras a quienes denominaba como "La Barra de los Santiagueños".
Alberto Bravo de Zamora, recordó cuando en los '60 fue
nombrado Delegado Ad Honorem de las Embajadas Culturales de Santiago del
Estero. Le tocó viajar a Arequito, Santa Fe. Fue con Víctor Achával, que se
acercaron a dialogar con don Ata.
El respeto y la admiración que el trovador despertaba,
colmaron a los dos y cruzaron unas palabras con él afamado: "Cuando nos
escucha la tonada, rápido se percata y nos cuenta que conocía muchos
Santiagueños y nos pregunta el apellido. Cuando escucha el mío, me pregunta que
parentesco tenía con Teodomiro Bravo de Zamora y le contesto que era mi
abuelo". "Él era el grande de la barra de los santiagueños..."
dijo en relación a que Teodomiro era una generación mayor a la suya.
Eran tiempos en que don Ata frecuentaba Santiago, casi de
ignoto, para reunirse en la finca de los Arzuaga, entre otros amigos como el
militar tucumano juan Carlos franco Páez, quien se convirtió en figura de
leyendas tras ser designado de oficio como abogado defensor en el Consejo de
Guerra contra el tipógrafo y militante anarquista Severino di Giovanni,
fusilado el 1 de noviembre de 1931 en Buenos Aires. Una historia inmortalizada
por Osvaldo Bayer en el libro de investigación: " Severino Di Giovanni, el
idealista de la violencia".
Este juan Carlos Franco Páez, era un gran cantor y le dedicó
"Vidala del imposible" a su abuelo.
De aquel primer contacto, surgieron otros ocasionales
encuentros, sobre todo en Casquín. "Me acerqué muy cordialmente, se acordó
de mi apellido y de la charla anterior".
Con el correr de los años y, en las distancias de las edades
y el respeto que a mí me inspiraba, nos tratábamos con mucho afecto".
En 1982, se encontraron nuevamente, pero en la casa del
"Gringo". "Había venido a actuar a Santiago con el poeta
tucumano José Augusto Moreno, que a su vez oficiaba de Secretario en el Teatro
25 de Mayo.
"Después de aquella velada, don Ata, aceptó la
invitación con la condición de que estuvieran invitados los sobrevivientes de
aquella 'Barra de Santiagueños".
Estuvieron: DR. Armando Archetti, Nabor Barrionuevo, Cirilo
de Arzuaga y flia., Sixto Palavecino, "tushca" Díaz, Santiago Carrillo,
entre otros ".
Entre risas y anécdotas, los amigos compartieron una amena
charla y de despedida fue una chacarera como corolario del ágape nocturno.
"Yo quisiera tocar, pero no tengo guitarra, además soy
zurdo..." -dijo don Ata-
Precavido de esa situación, El Gringo, le había pedido con
anterioridad a Santiago Carrillo, que llevara la guitarra de su madre que era
zurda. Así fue como antes de retirarse de la reunión, Yupanqui, aceptó gustoso
y dijo: "Chacarera trunca santiagueña..." que, con el correr del
tiempo se conoció como "La Mocha", con música de los Hermanos Díaz y
letra de José Antonio Faro.
"Yo tengo la sensación que quiso decir que la debió
conocer como chacarera popular, pero en ese momento, al parecer, la chacarera
no tenía nombre aún".
(Viceversa, El Liberal, 2 de mayo de 2017) Publicado en fbk por Omar Estanciero
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