domingo, 4 de mayo de 2025

"La barra de los amigos santiagueños que conocía don Ata en 1982".


Embelesado por ese sabor que le transmitió la chacarera rasgueada y entonada por LOS HERMANOS DÍAZ, ATAHUALPA YUPANQUI, supo entablar un entrañable lazo de amistad con varios amantes de la música criolla en estas tierras a quienes denominaba como "La Barra de los Santiagueños".

Alberto Bravo de Zamora, recordó cuando en los '60 fue nombrado Delegado Ad Honorem de las Embajadas Culturales de Santiago del Estero. Le tocó viajar a Arequito, Santa Fe. Fue con Víctor Achával, que se acercaron a dialogar con don Ata.

El respeto y la admiración que el trovador despertaba, colmaron a los dos y cruzaron unas palabras con él afamado: "Cuando nos escucha la tonada, rápido se percata y nos cuenta que conocía muchos Santiagueños y nos pregunta el apellido. Cuando escucha el mío, me pregunta que parentesco tenía con Teodomiro Bravo de Zamora y le contesto que era mi abuelo". "Él era el grande de la barra de los santiagueños..." dijo en relación a que Teodomiro era una generación mayor a la suya.

Eran tiempos en que don Ata frecuentaba Santiago, casi de ignoto, para reunirse en la finca de los Arzuaga, entre otros amigos como el militar tucumano juan Carlos franco Páez, quien se convirtió en figura de leyendas tras ser designado de oficio como abogado defensor en el Consejo de Guerra contra el tipógrafo y militante anarquista Severino di Giovanni, fusilado el 1 de noviembre de 1931 en Buenos Aires. Una historia inmortalizada por Osvaldo Bayer en el libro de investigación: " Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia".

Este juan Carlos Franco Páez, era un gran cantor y le dedicó "Vidala del imposible" a su abuelo.

De aquel primer contacto, surgieron otros ocasionales encuentros, sobre todo en Casquín. "Me acerqué muy cordialmente, se acordó de mi apellido y de la charla anterior".

Con el correr de los años y, en las distancias de las edades y el respeto que a mí me inspiraba, nos tratábamos con mucho afecto".

En 1982, se encontraron nuevamente, pero en la casa del "Gringo". "Había venido a actuar a Santiago con el poeta tucumano José Augusto Moreno, que a su vez oficiaba de Secretario en el Teatro 25 de Mayo.

"Después de aquella velada, don Ata, aceptó la invitación con la condición de que estuvieran invitados los sobrevivientes de aquella 'Barra de Santiagueños".

Estuvieron: DR. Armando Archetti, Nabor Barrionuevo, Cirilo de Arzuaga y flia., Sixto Palavecino, "tushca" Díaz, Santiago Carrillo, entre otros ".

Entre risas y anécdotas, los amigos compartieron una amena charla y de despedida fue una chacarera como corolario del ágape nocturno.

"Yo quisiera tocar, pero no tengo guitarra, además soy zurdo..." -dijo don Ata-

Precavido de esa situación, El Gringo, le había pedido con anterioridad a Santiago Carrillo, que llevara la guitarra de su madre que era zurda. Así fue como antes de retirarse de la reunión, Yupanqui, aceptó gustoso y dijo: "Chacarera trunca santiagueña..." que, con el correr del tiempo se conoció como "La Mocha", con música de los Hermanos Díaz y letra de José Antonio Faro.

"Yo tengo la sensación que quiso decir que la debió conocer como chacarera popular, pero en ese momento, al parecer, la chacarera no tenía nombre aún".

(Viceversa, El Liberal, 2 de mayo de 2017) Publicado en fbk por Omar Estanciero


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